¿Qué tan fuerte y alejada de la vulnerabilidad externa está la economía nacional?
Por Arturo Huerta González
Por Arturo Huerta González
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 17 de enero de 2024.- El subsecretario de Hacienda el viernes 6 de enero 2024 pregonó fortaleza de la economía nacional y que no enfrenta signos de vulnerabilidad, señalando que hay solidez de la actividad económica a fines del 2023 y que muestra señales de resistencia frente a choques externos. Además, señaló que la inflación muestra tendencia decreciente, que para ellos es un signo de estabilidad macroeconómica.
Al respecto cabe decir que las políticas que han reducido la inflación han disminuido el crecimiento económico e incrementado los problemas de insolvencia, debido a que la tasa de interés está por arriba del crecimiento del ingreso nacional y de la capacidad de pago de la deuda. Banxico acaba de señalar que en noviembre el saldo de la cartera vencida en los préstamos destinados al consumo tuvo un aumento de 41.5% real. La política contra la inflación reduce la liquidez y la capacidad de gasto del sector público y privado y la actividad económica. La tasa de interés de 11.25% ha llevado a que el costo del servicio de la deuda pública ocupe el 13.4% de los ingresos del sector público, lo que reduce la capacidad de gasto e inversión de dicho sector.
La estabilidad macroeconómica de alta tasa de interés, peso fuerte y austeridad fiscal que festeja Hacienda, beneficia al sector financiero y actúa contra el sector productivo y el empleo formal. De hecho, el subsecretario de Hacienda señaló que el sistema financiero es fuerte, debido a que “el sector bancario está bien capitalizado y los niveles de crédito interno son manejables”. El problema, como lo hemos dicho, la fortaleza del sistema bancario no lo da su capitalización, sino el tener asegurado el reembolso de los créditos que otorga, cosa que no asegura la llamada estabilidad macroeconómica que festejan.
También el subsecretario defendió la política de tipo de cambio flotante, que según él “permite una mayor adaptabilidad y resiliencia frente a fluctuaciones externas, reflejado en la apreciación del peso durante la actual administración”. Lo que no señaló es que dicha apreciación cambiaria se ha conseguido con entrada de capitales, que la economía no tiene asegurada por siempre, y además, ello impulsa el crecimiento del importaciones y el déficit de comercio exterior y actúa contra el sector productivo y a favor del sector financiero y de ahí las altos niveles de rentabilidad que dicho sector obtiene.
Y también el subsecretario presumió que “las reservas internacionales se ubican en máximos históricos, lo que proporciona un colchón considerable contra choques externos”. Esas reservas son resultado de la entrada de capitales por la inversión extranjera que fluye al país por las altas tasas de interés y la que invierte en la economía. Es decir, el aumento de la reserva internacional es deuda externa y ha acentuado la extranjerización de la economía, sin que ello se traduzca en crecimiento económico.
Y por último tal economista oficial mencionó que la “economía mexicana es la número 12 más grande del mundo”. Lo que no reconoce es que ello no se ha traducido en mayor bienestar para el país, sino que es debido a la apreciación del peso y el abaratamiento del dólar, que hace que el PIB en término de dólares sea mayor en 13% respecto al 2022, por lo que pasó de ser la economía número 15 a ser la número 12. Pero si el tipo de cambio estuviera al nivel de diciembre de 2022, seguiríamos en el mismo nivel.
Para la correduría Moody’s, “los desequilibrios interno y externo de la economía mexicana ya superan los niveles alcanzados durante la crisis del peso de finales de 1994, por lo que es necesario que las políticas económica, fiscal y monetaria redoblen los esfuerzos para reducir la vulnerabilidad”. Tales economistas neoliberales siguen sin reconocer que las políticas que recomiendan son causantes de dichos desequilibrios, debido a que las políticas restrictivas frenan el desarrollo tecnológico y productivo, por lo que continuarán las presiones sobre el sector externo que frenan la dinámica de acumulación interna, lo que coloca a la economía en un contexto de alta vulnerabilidad.
Al no abandonar la alta tasa de interés y al no incrementar el gasto e inversión pública y al no ajustarse el tipo de cambio al diferencial de precios y de productividad entre México y EUA, proseguirá el estancamiento con inflación y de insolvencia en que nos encontramos, que se manifestará en crisis bancaria-financiera.
Mientras no se retome el crecimiento productivo y de ingreso y de empleo formal para todo aquel que lo busca, no habrá fortaleza y estabilidad de la economía nacional.