¿Quiere ver a sus ácaros?

Por Teresa Gurza

Por Teresa Gurza

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 24 de octubre de 2024.- Aunque resido en un lugar cálido, el cambio de estación y las constantes lluvias han ocasionado que en pleno octubre empiece a sentirse frío y es rico meterse en una cama con sábanas recién cambiadas y edredón.

Y por lo que leí en un artículo del 27 de septiembre escrito por Jasmin Fox Esquelly y publicado por la BBC, ese placer lo comparten bacterias, hongos, ácaros y virus, que se dan festines con algunas delas más de 500 millones de células que diariamente y al más ligero roce, se desprenden de nuestra piel.

Pasamos un tercio de nuestra vida en la cama, así que imagínense la cantidad de células que ahí dejamos y hacen felices a los ácaros, especie de arácnidos que detestan los lugares con mucha luz; emparentados con garrapatas y arañas y de tamaño casi microscópico, unos 2 milímetros.

Los ácaros no pican ni muerden, pero pueden provocar reacciones alérgicas como asma, sarpullido, tos y estornudos.

Y los investigadores afirman que pueden verse a simple vista, colocando sobre sábanas o colchón una hoja de papel negro; en la que después de un ratito, veremos moverse unos puntitos blancos.

Lo hice y en mi cama o no hay o como estoy medio ciega, no los noté.

Donde los haya, pueden combatirlos con mucha limpieza y por eso hospitales y algunos hoteles lavan sábanas y almohadas a temperaturas muy altas.

“Y muchas veces ni así pueden deshacerse de ellos” aseguró David Denning, profesor de enfermedades infecciosas y salud global dela Universidad de Manchester en el Reino Unido.

Añadió que como en las casas no se lava a esas temperaturas, almohadas y sábanas tienen alrededor de tres millones de bacterias por pulgada cuadrada; unas 17 mil veces más, que las que hay en el asiento de un excusado que se asea diariamente.

Además, las almohadas se humedecen con nuestro sudor y se crea buen ambiente para bacterias y hongos.

Eso es tan cierto que una de mis hermanas y varios conocidos, sufrieron infecciones en los ojos que casi les hacen perder la vista por almohadas que se veían limpias, pero no lo estaban, en uno de los principales hoteles de Acapulco.

Si las almohadas no se lavan los hongos sobrevivirán durante años, pero es peor si se lavan y no se dejan secar bien; porque los hongos se multiplicarán y son capaces de destruir nuestro tejido pulmonar.

Por eso los expertos recomiendan ponerlas nuevas una vez al año y lavar las sábanas al menos una vez a la semana y plancharlas.

La piel es el órgano más grande que tenemos y tiene tres capas sobrepuestas: hipodermis, dermis y epidermis.

También viven en ella microbios buenos que la protegen y aseguran mantengamos el balance de líquidos necesario para el buen funcionamiento de todo nuestro cuerpo.

Al conjunto de estos microorganismos que viven en la piel y mucosas, se le llama flora cutánea o microbiota y no causa infecciones, ni daños; al contrario.

Algunos microorganismos viven en la piel permanentemente, otros pasan sin quedarse y los tenemos desde que nacemos.

Debido al contacto directo del bebé con la piel de la madre en el momento del parto y después con la del resto de las personas de su entorno, la diversidad microbiana va aumentando y a los pocos meses de nacido su microbiota es similar, a la de cualquier adulto sano.

Hay que tener en cuenta, que esos microorganismos cambian según la zona del cuerpo, su grosor, pliegues, pH, vellos y glándulas sebáceas.

Y que en su salud influyen nuestra edad, sexo, raza, alimentación, estado del sistema inmunológico, hidratación, fármacos como antibióticos y corticoides, productos que usamos para cuidarla, humedad, temperatura, exposición a los rayos del sol, condiciones sanitarias, estrés, intervenciones quirúrgicas y sistema inmune cuando está debilitado.

Con decirles, que hasta el exceso de lavado puede provocarnos infecciones y otros problemas cutáneos.

Y una cree que se las sabe todas, pero en las recomendaciones para el cuidado de la piel encontré dos, que no cumplo: bañarse con agua tibia y secarse con toallas suaves y a golpecitos.

Lo hice así y la verdad es que el baño ni me supo, porque estoy acostumbrada a bañarme con agua bien caliente, tallarme con zacate y secarme con fricciones y toallas gruesas.

Muy importante para tenerla sana, es beber al menos dos litros de agua al día, no automedicarse, reducir el estrés y evitar vestirse con telas sintéticas, preferir siempre las naturales como seda, lana, algodón o lino.

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