Periodistas Unidos. Ciudad de México. 24 de septiembre de 2022.- Todo empieza con una conversación conmigo en plena en sinceridad, dolorosa sí, las confrontaciones autocriticas lo son, es una procesión silenciosa, un ajuste de cuentas, una revisión de facturas, toma de decisiones impresionantes y un valor determinante, no hay marcha atrás.
Siempre es un buen momento para detenerse a contemplar la realidad que acompaña y la realidad individual para poder vernos, en mi caso, ya venía escuchándome sin la atención adecuada, sin la determinación de hacer algo para transformar lo que me sometía a la ansiedad, a la insatisfacción, a la frustración y al desarraigo de mi misma. Estoy hablando como mujer, más no como madre, quienes me han leído anteriormente saben que soy madre y ese papel en este mundo es uno, el papel de mujer es otro, así que tomemos en cuenta que en este viaje de “el rescate de la mujer amada”, es sin duda un eje diferente al de la maternidad y algunos momentos conjugan. En los siguientes artículos haré énfasis en el cuidado personal, emocional, mental, sexual, físico y espiritual. En este primer artículo voy a hablar de la recuperación de identidad.
En algún momento, y pueden ser varios, muchos momentos en la vida si no es que en todo momento, pasamos de una forma a otra y en el Inter extraviamos nuestra identidad, de pronto surge el cuestionamiento profundo del existencialismo, ¿misión?, ¿quiénes somos?, ¿a dónde vamos?, ¿por dónde y cómo vamos?, en la parte ¿quién soy?, en esta pregunta me tambaleo todo, ya no soy la que fui y no tenía la certeza de quién quería ser, hoy que puedo responder a esa pregunta, existe una especie de tranquilidad y también mucho ruido pues en la construcción de eso, a veces me desmorono, hacerme responsable de quién quiero ser y serlo todos los días es un desarmar para volver a armar, reafirme que las afirmaciones son un primer inicio para el ser, emparejar el pensamiento del creer y el ser, ser quién se quiere ser, en este juego la lealtad mayor es con una misma. Me queda claro.
Soltar patrones, circuitos en cadena, sanar esas heridas después de verlas y vivirlas, es ese proceso de evolución que se siente eterno, es que es tan difícil soltar el veneno, por ejemplo , es tan difícil soltar el cigarro, el pan dulce, las fritangas, la ansiedad por comer, es tan difícil soltar el celular, las redes sociales, el apego enfermizo y tóxico a personas o cosas, es que es difícil dejar una adición o varias, nací adicta, la adición más grande de mi vida es a las emociones, esta adición desencadena un chingo más. Y ya inconforme con las adiciones que cuelgan, que se sostienen poco, que pasan al módulo del rechazo y el reto a dejarlas indoloramente, estoy en busca de nuevas y mejores adiciones, esas que me ayudarán a lograr el siguiente paso y seguramente pasará lo mismo… Volveré a cambiar de adiciones, nací adicta, necesito algo que me ponga.
No, no estoy hablando de metanfetaminas, esas ya las pasé, esas ya estuvieron en mi top alguna vez, me aburrí de ellas, me hartaron y continué con otro reto, en aquella década fue tan difícil pero lo logré, este nuevo reto es contra la ansiedad, contra la comedera de emociones, contra el abuso y la burla de personas que dicen amarme, es contra lo que permito en mi contra, es contra el sentirme víctima, pero también es contra sentirme salvavidas, esta vez voy a moldearme en otras disciplinas, quiero otra estructura, necesito otro escenario emocional, uno más nutrido, el plano en el que estoy me exige como tres toneladas de paz y mucha creatividad en libertad, más viajes, y más obras creativas, más dinero y más tiempo en plenitud, más amor propio y más compromiso con la mujer amada, si, esa soy yo, mi mujer amada soy yo. Es una especie de reconciliación y empoderamiento, me necesito, y sé que en la práctica enseñamos a los demás a cómo tratarnos. ¿Qué joda, no? La mayoría de personas nos tratan como permitimos, una gran mayoría de personas aprenden a tratarnos cómo nos tratamos a nosotras mismas. Y es una joda porque la intención no hace a la acción sin embargo es un gran inicio.
La mujer que soy en este capítulo me emociona, y quiero compartir el proceso, presintiendo un contagiadero, hacer viral esta fase me entusiasma mucho, el ejemplo arrastra. Y presiento que a través de este espacio seremos varias en el camino en dónde lograremos una comunidad de mujeres y hombres, ¿por qué no? seamos no sólo una chispa, convirtamonos en un incendio de determinación en práctica, más allá de las palabras llenas de afirmaciones y poder, como quien sube a la cumbre y deleita el paisaje que recorrió con satisfacción y gratitud. Tengo un ejemplo cercano, mi gemela, quién después de una turbulencia durísima de pronto se decidió a ir tras su sueños y con tal fuerza y pasión lo logra todos los días, conquistando la cumbre con un suspiro cada mañana. Al verla me veo, al desearlo lo llamo y al llamarlo lo hago. Creer es crear con una llamarada se incendia el alma.
Uno de mis principales abismos ha sido la falta de disciplina y de compromiso. Otro de mis abismos ha sido querer hacer todo, abarcar mucho y apretar poco. El autosabotaje ha sido una reacción en mi vida, aterrarme ante la maravillosa vida que he tenido, salir corriendo de lugares y personas que me ofrecen exactamente lo que he deseado, la ambición de no querer con facilidad las cosas y las situaciones. Esa fe de erratas en mis decisiones, dejar de escuchar mi intuición por escuchar al ajeno. Y sobre todo, ese tormentoso miedo al éxito. Saber que puedo, saber por dónde y saber cómo y postergar, postergar por temer lo que sigue después de eso. Más de alguna o alguno aquí podrá sentir que se identifica conmigo porque seguramente no soy la única que tiene estos abismos. Si es así, podrían tomarse esta primera parte como una invitación a este experimento, ir juntos en este trip tal vez resulte o tal vez no y no pasa nada.
Quien quiera intentarlo, vamos, vamos a ver qué pasa…
Afirmaciones, desintoxicación y programación:
Decidí hacer cartelitos con ciertas frases y tareas, los pegue en mi habitación frente a mi cama, al despertar abro los ojos con calma, leo cada uno, hago ejercicios de respiración y posteriormente me levanto con mi hija para ayudarla a estar lista para llevarla a su colegio.
Estoy tomando CBD, plata coloidal, hierbas suecas, cardo mariano y magnesio, por supuesto el famoso jugo verde. Este cúmulo es para desintoxicar mi cuerpo.
Llevo a mi cría a su colegio caminando, posteriormente hago una rutina de ejercicio durante una hora. Regreso a casa caminando, me pongo a trabajar o atiendo el hogar, recojo a mi hija caminando y en total hago 8 kms diarios caminando.
Caminar para mi es de lo más deli, se despeja mi mente y mientras camino planeo, organizo y también sueño e imagino. También creo mientras camino. Es absolutamente una de las mejores recomendaciones que puedo darles, caminen tanto como sea posible. Todo esto lo comparto porque creó que puede servir para su vida y deseo compartir lo que me está haciendo bien.
Deje de trabajar en lo que no me hace feliz, ahora trabajo en lo que me hace feliz, soy feliz mientras trabajo y genero ingresos siendo feliz, decidí ser terapeuta del cannabis medicinal, escritora, artista y artesana, aunque el gremio es posible me repruebe en técnicas, teorías o prácticas. Formo mi propio mundo, mi núcleo y mi expansión. Y soy feliz con ello. Todo lleva su tiempo, toda semilla necesita su tiempo y su atención para florecer, mi compromiso está y florecerá, apuesto a que florecerán cada uno de los sueños porque por fin estoy en ello.
El rescate de la mujer amada es la apuesta de vivir este plano en plenitud, viviendo el sueño de mi vida compartiéndolo con la intención de contagiar a otras/otros a hacerlo. También a ayudar si es posible a los demás a realizar los propios, en medida de lo posible servir. Entendiendo que estamos de paso y nos merecemos vivir nuestros sueños a pesar de la realidad muchas veces impuesta y programada. Merecemos romper la jaula, merecemos aprender a volar en plena libertad y disfrutar el viaje. Y sabernos capaces y sin miedo de lograr lo que soñamos.
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