Respuesta a unos comentarios recibidos a mi nuevo libro

Por Arturo Huerta González

Por Arturo Huerta González

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 01 de marzo de 2025.- En la presentación de mi libro titulado ¿Cómo encarar la fragilidad económica?, el pasado 21 de febrero de 2025, recibí diversos comentarios y aquí socializo las respuestas.

1.- Sobre la austeridad fiscal y los recortes presupuestales. Se argumentó que estas políticas han sido clave para controlar la demanda, evitar presiones inflacionarias, reducir el déficit de comercio exterior y mantener la estabilidad del tipo de cambio. Sin embargo, esta postura responde a los intereses del sector financiero, que se ha beneficiado de la estabilidad cambiaria para evitar pérdidas por devaluaciones. No obstante, las políticas dirigidas a evitar la devaluación han traído costos elevados: altas tasas de interés, recortes presupuestales, estancamiento económico y escasez de productos, lo que ha impulsado la inflación y deteriorado el nivel de vida de la población.

2.- Sobre la capacidad productiva y la demanda. Se planteó que los problemas económicos no derivan de la demanda, sino de la falta de capacidad productiva. Este argumento es erróneo, pues no considera que para que haya inversión en capacidad productiva, debe existir demanda. Siguiendo a Marx y Keynes, el proceso productivo comienza con dinero y debe generar un incremento del mismo, lo cual solo ocurre si hay demanda suficiente para valorar y absorber la producción.

3.- Sobre la innovación y la oferta. Se defendió que la innovación es un factor clave en la oferta, pero esta depende del financiamiento, que a su vez está ligado a las oportunidades de ganancia y, por ende, a la demanda esperada. Sin crecimiento en la demanda, no se invierte en innovación tecnológica, lo que demuestra que la oferta está determinada por la demanda.

Las altas tasas de interés y los recortes presupuestales han contraído la demanda y, en consecuencia, han afectado las decisiones de inversión, limitando el crecimiento de la capacidad productiva y la generación de empleo. A esto se suma la apertura comercial, la eliminación de aranceles y la apreciación cambiaria, que han favorecido importaciones baratas, impidiendo el crecimiento de la inversión y la producción nacional.

4.- Sobre el gasto público y la crisis de 1982. Se mencionó que el aumento del gasto público durante el gobierno de López Portillo llevó a un crecimiento inicial, pero culminó en crisis. No obstante, la causa de la crisis no fue el gasto en sí, sino la apreciación del tipo de cambio, provocada por la entrada de divisas por exportaciones petroleras y endeudamiento externo. Esto generó un aumento del déficit de comercio exterior y, cuando los factores externos dejaron de operar (caída del precio del petróleo, alza de tasas de interés en EE.UU., mayor pago de deuda externa), la economía colapsó.

Un escenario similar podría repetirse en 2025, ya que se espera una caída en exportaciones, remesas y entrada de capitales ante las políticas de Donald Trump. Dado que la economía no cuenta con condiciones endógenas para resistir esta situación, es fundamental que el gobierno aumente el gasto público, impulse la demanda e implemente una política de sustitución de importaciones con medidas como aranceles, un tipo de cambio competitivo, subsidios y tasas de interés bajas. Esto generaría efectos multiplicadores internos, evitando un déficit de comercio exterior y el aumento de la deuda externa.

Si el gasto público deficitario aumenta y se reduce la tasa de interés, se incrementará el ingreso nacional, la recaudación tributaria y se reducirá el déficit fiscal, promoviendo así el crecimiento de la producción y el empleo.

5.- Sobre la relevancia del banco central. Se argumentó que el banco central es irrelevante, pero esto es incorrecto. El dinero es la institución más importante de la economía, ya que la producción requiere financiamiento y este depende de la demanda esperada. La política económica debe orientarse a generar condiciones para la acumulación de capital en dinero, lo que implica que el gobierno debe incrementar el gasto para crear dinero.

El banco central, al emitir deuda, regula las reservas bancarias y evita excesos de liquidez, mientras que la banca comercial crea dinero a través del crédito. Para que la economía crezca sin inestabilidad, el crédito debe fomentar el sector productivo y el empleo, asegurando que la actividad económica y el ingreso nacional crezcan por encima de la tasa de interés, evitando problemas de cartera vencida e inestabilidad cambiaria.

El problema es que, con la autonomía del banco central y la desregulación bancaria, las finanzas han dejado de responder a la economía real. Ante el escenario negativo que se avecina, es crucial replantear la función del banco central, la política fiscal y el papel de la banca comercial, de modo que contribuyan al desarrollo productivo y la generación de empleo.

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