Periodistas Unidos. Ciudad de México. 16 de octubre de 2022.- El recrudecimiento de las operaciones militares en la guerra de Rusia contra Ucrania, ha traído una nueva alerta mundial que Estados Unidos quiere resolverlo como siempre: dándole más armas a Volodimir Zelensky para escalar el conflicto.
Nada de negociaciones ni de Joe Biden o Vladimir Putin.
Lo que traerá mayor hambre en el mundo y subirán los precios de los productos alimentarios y energéticos.
El crecimiento de la economía caerá, sin duda, y los organismos internacionales, dominados por su nuestro vecino del norte (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional), ya anuncian que México en lugar de aumentar su producción y riqueza en 1.6 por ciento en 2023, algo ridículo, lo hará en 0.6 por ciento. Lo que tronará negocios, endeudara familias y evitará que destinemos lana a lo esencial: salud, educación, investigación, cultura, vivienda, etcétera.
Desgraciadamente, eso no es lo más grave. Si no lo anunciado por el lingüista crítico del imperialismo yanqui depredador: Noam Chomsky.
Dijo el investigador en una reunión de la FIL de la Ciudad de México por zoom, pues se encuentra en Brasil esperando las elecciones del 30 de este mes, que de ganar Jair Bolsonaro allá, y en Estados Unidos, el Partido Republicano, con o sin Donald Trump, se determinará la sobrevivencia de la especie humana.
Y pareciera exagerado, pero es una predicción harto posible, ya que ambos niegan el calentamiento global y desestiman todas las medidas para disminuir las emisiones de carbono que afectan a la humanidad.
La cuestión esencial, según el científico, está en la destrucción del Amazonas, ya que se ha depredado de una forma intensiva y sin posibilidades de revertirlo, quemando o destruyendo la selva para la ganadería, cosechar sojo y destruir árboles para diversos usos.
También señaló: no se crea que en México estemos en jauja, ya que los megaproyectos arrasan con poblaciones indígenas y destruyen la naturaleza.
Chomsky dijo que en 40 años de neoliberalismo, que padecemos al máximo, 15 trillones de dólares ha ido al uno por ciento de la población multimillonaria, por la explotación a la clase trabajadora.
Tiene razón Noam, según el investigador nacido en Colombia y nacionalizado mexicano hace muchos años, Iván Restrepo Fernández (La Jornada, 10 de octubre), el Amazonas perdió cuatro mil kilómetros cuadrados de vegetación en los primeros seis meses de 2022; 10 por ciento más que en 2021, y cada minuto, disminuye su zona arbolada, el equivalente a dos canchas de futbol, deporte que ha sido secuestrado por Jair, quien tiene en su equipo a senadores que jugaron en la selección brasileña.
Ahora no hay vegetación, insiste Iván, en mil 120 kilómetros cuadrados de ese invaluable lugar. Siendo que este pulmón mundial es el 60 por ciento del territorio de Brasil.
En una reciente entrevista con Heriberto Paredes (Voces libres, 10 de octubre), el periodista señala que si bien una reciente encuesta plantea que Luiz Ignacio Lula da Silva ganará las elecciones con el 51 por ciento de los votos, ya que algunos contendientes en la primea vuelta han dado su apoyo al candidato del Partido de los Trabajadores (PT), la moneda está en el aire por las amenazas militares y de toda índole de los ricos brasileños.
Además, que en lugares de trabajadores y agricultores, grandes núcleos han sido convencidos por los bolsonaristas de que voten por ellos, y el símbolo de Jair es una camiseta del juego de la patabola, con el fin de señalar que él es nacionalista y no un político corrupto.
Gran engaño.
Así pues, con el fin de evitar que los sistemas hidráulicos y vegetales desaparezcan, los comicios en Brasil y Estados Unidos, como plantea Chomsky, son vitales, para que no ocurra un ecocidio, que ya prefiguraba la ONU en 1972 y difundía aquí el psicoanalista: Teodoro Césarman.