Se ahonda la injusticia
Foto: Cuartoscuro
Por Jorge Meléndez Preciado
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 25 de enero de 2020.- Mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) asegura que México crecerá al uno por ciento en 2020, tasa menor de la que predijo la Comisión Económica para América Latina (Cepal), y no vemos que los empresarios nacionales realicen las obras que se habían comprometido de 35 mil millones de dólares para el periodo 2020-2021 por la supuesta desconfianza en las políticas de Andrés Manuel, sobre todo el terreno energético, la situación del país se encuentra en la incertidumbre.
Se supo que el año pasado la inversión privada fue 8. 7 por ciento menos que en 2018, no obstante que en varias reuniones miembros del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Carlos Salazar Lomelí, entre otros, habían señalado que realizarían obras de infraestructura. Pero no. Todo se quedó en promesa, ya que el 84 por ciento de quienes manejan los fondos inversores ven con desconfianza la política actual.
El próximo 31 de enero habrá, una vez más, otro encuentro entre quienes poseen los millones en el país y López Obrador, enfocado básicamente al asunto de los energéticos. Se espera, no con una idea muy firme, que se lleguen a acuerdos y, por fin, se activen los capitales y se puedan crear empleos, ya que este año hubo una pérdida de decenas de miles, algo que nos llevó al crecimiento cero, situación que no se compensó con todos los programas sociales que el gobierno puso en marcha, los cuales si bien aliviaron la crisis no evitaron que el resultado sea crítico.
Ante dicho panorama, nos enteramos por la agrupación Oxfam México que seis compatriotas acumulan más riqueza que 62.5 nacionales. ¿Quiénes son ellos? Carlos Slim, Germán Larrea, Ricardo Salinas Pliego, Alberto Bailléres, Eva Gonda y María Asunción Aramburuzavala. Grupo que se ha consolidado desde que Carlos Salinas de Gortari (con quien hablaba frecuentemente y acerca de la seguridad nacional el hoy preso en Estados Unidos, Genaro García Luna) estaba en el gobierno.
Si bien en todas partes del mundo hay grandes diferencias entre los millonarios y los empobrecidos por el capitalismo, la diferencia en nuestro país es de las más grandes del orbe: de 38 a uno. Por lo que urge que esta desigualdad se vaya acortando sino queremos un estallido social, el cual no se ha dado gracias a que López Obrador pudo ser reconocido como presidente de la República, a pesar de todos los obstáculos que libró dos veces anteriores.
Decimos que el capitalismo, en su versión neoliberal es el culpable aquí y en todas partes de los desniveles, ya que Oxfam asegura que los ricotes contribuyen con el 4 por ciento de la recaudación de impuestos, en tanto evaden el 30 por ciento de sus obligaciones fiscales. Eso hace imposible que los gobiernos tengan lo suficiente para invertir en los gastos sociales básicos: educación, salud, vivienda, empleos y hasta jubilaciones.
En México, la situación es terrible, ya que nuestro país sólo recauda el 16 por ciento del PIB en impuestos, la cifra más baja de la OCDE. Por lo tanto, las carencias en lo más importante son notorias: escuelas sin baños ni pizarrón, hospitales sin camas ni médicos ni enfermeras, medicinas que no se surten, negocios inmobiliarios en viviendas no para los más necesitados, etcétera.
Nuestro país invierte el 7.7 por ciento del PIB en gasto social, pero aunque lo hiciera al 16 por ciento, o sea, todo lo recaudado, ni así podría salir del hoyo, por lo que se requiere una reforma fiscal que se inicie con el 0.5 por ciento de impuestos a los que más tienen, lo que daría al gobierno de inmediato 92 mil millones de pesos, más del doble de lo que ahora se utiliza para el Instituto de Salud Pública para el Bienestar (Insabi), y evitaría los pleitos y la desgarradura de vestiduras que ahora tenemos entre gobernadores y el inquilino de Palacio Nacional.
Por cierto, en este modelo las que más trabajo realizan, incluso sin pago, son las mujeres, quienes se tienen que encargar de los niños, los adultos mayores, personas enfermas o discapacitadas, entre otros quehaceres. Ellas son parte del 42 por ciento del mercado laboral, aunque no perciben ingresos.
De pagarles sus cargas de trabajo, que son cuando menos de cuatro horas más que la de los varones, se estima que recibirían 1.7 billones de dólares, lo que acumulan quienes hacen de la explotación minera su forma de amasar riquezas (Larrea y Bailléres, en México).
Quizás esos números sean un indicador de la rabia hoy existente entre las féminas no sólo contra el machismo, sino a un sistema que las explota doble o triplemente y las lleva a estallar.
En otra reciente encuesta mundial se confirmó que en 28 naciones creció la desconfianza en que el neoliberalismo sea la fórmula para que el mundo salga de sus problemas. Los países más opuestos al capitalismo son Tailandia (75 por ciento), India (74 por ciento) y Francia (69 por ciento). En otros donde si hay aceptación, como Estados Unidos, hemos visto como los jóvenes apoyan a Bernie Sanders, un considerado izquierdista al cual hoy incluso vuelve, torpemente, a censurar Hilary Clinton.
Finalmente, la Oxfam como David Ibarra y Carlos Tello, mexicanos que fueron secretario de los dineros, señalan que los programas sociales sirven como paliativos a la miseria, aunque la salida a la desigualdad social es, indudablemente, una reforma financiera lenta pero de largo alcance.
¿Se llevará a cabo dicha reforma en el tercer año de este régimen?
@jamelendez44