Periodistas Unidos. Ciudad de México. 28 de abril de 2021.- La reelección presidencial es una papa caliente. Lo fue para Benito Juárez, que debió afrontar la rebelión del Plan de la Noria; lo fue para Lerdo de Tejada, a quien le dieron golpe de Estado; el levantamiento maderista obligó a Porfirio Díaz a embarcarse en el Ypiranga; la reelección le costó la vida a Álvaro Obregón, a quien asesinó un fanático de la ultraderecha.
La reelección legislativa tampoco gusta, pero se soporta. Recuérdese que, para el caso de los legisladores, se mantuvo en pie hasta 1933, cuando el Jefe Máximo la hizo suprimir para reafirmar que era él y sólo él quien imponía o quitaba ocupantes de los cargos públicos, incluido el presidente de la República. Fue así como se prohibió la reelección inmediata de diputados, senadores y presidentes municipales.
Pero la idea de la reelección para un periodo inmediato (o más, si se puede) se mantuvo presente. Ha sido como un fantasma que recorre los recintos del poder en espera de cobrar corporeidad. Recuérdese que en los años sesenta, en pleno sexenio del chacal Díaz Ordaz, Vicente Lombardo Toledano la armó en grande, pues propuso, y logró, que los diputados aprobaran la reelección inmediata, lo que en el Senado se mandó a la congeladora sin mayor trámite.
El hecho es que durante 80 años no hubo reelección legislativa. Tenía que ser en el triste sexenio de Enrique Peña Nieto cuando la idea cobró fuerza hasta lograr que se aprobara a fines de 2013. Por supuesto, tras la aparente pasividad del Ejecutivo estaba una calculada indiferencia por las posibles implicaciones y dejó correr el asunto pensando en la posibilidad de quedarse en la Silla más de seis años.
El caso de la reelección ha estado presente en varios momentos de este sexenio. En 2019, cuando Jaime Bonilla Valdez fue elegido para ocupar la gubernatura de Baja California por sólo dos años, intentó extender el periodo tres años más, lo que contó con el voto del Congreso local. En medio de los señalamientos que hablaban de un cochupo y de sobornos millonarios a los legisladores locales, la Suprema Corte anuló la maniobra y, ante el escándalo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, en una de sus mañaneras, se comprometió ante notario a no reelegirse.
Ahora, después de que el 15 de abril se aprobaron varias medidas referentes al funcionamiento del Poder Judicial, sorpresivamente un diputado del Partido Verde propuso que se agregara un artículo transitorio para alargar dos años la gestión de Arturo Saldívar como presidente de la Suprema Corte, lo que se aprobó, pese a que el artículo 97 la Constitución señala, inequívocamente, que sólo debe permanecer en el cargo cuatro años (hasta el 31 de diciembre de 2022), y nada más, pues para ese puesto no hay reelección.
De nuevo saltó a la escena el fantasma de la reelección presidencial y AMLO, a pregunta de una reportera, contestó que él entendía que el madruguete legislativo “es constitucional, que no es anticonstitucional”, porque, en su opinión, “el ministro presidente de la Suprema Corte es un hombre íntegro, honesto”.
Por supuesto, nadie había preguntado sobre la honestidad ni la integridad de Zaldívar, pero como ya se aprobaron “leyes para combatir la corrupción en el Poder Judicial, para combatir el nepotismo… se requiere que el actual presidente (de la Corte y de la Judicatura) continúe dos años más”, con lo que terminaría casi al mismo tiempo que López Obrador, siempre y cuando no nos despertemos cualquier día con que ahora el sexenio será de más de seis años.
Pero nadie se alarme. En los próximos comicios el electorado le cobrará a Morena las agresiones contra el INE, la reiterada descalificación de la prensa, el castigo presupuestal contra los medios que no le son incondicionales, la falta de crecimiento económico, el desempleo, los ataques al feminismo, los cientos de miles de muertos por la pandemia y la ineptitud, la creciente inseguridad y la pérdida de zonas enteras del país controladas por las mafias, las arbitrariedades y cuanto se acumule de aquí a junio. Quienes temen la reelección de AMLO pueden estar tranquilos, porque no será posible. La impedirá el voto ciudadano.