¿Son radio y televisión de la UdeG culturales y educativas?

Por Román Munguía Huato

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 30 de julio de 2021.- Uno podría suponer que los medios de comunicación de la Universidad de Guadalajara (UdeG) realmente sirven para la difusión de cultura, pero no es así, pues dichos medios no tienen casi de nada de cultural y si mucho de comercial como casi todas las radiodifusoras en las frecuencias de AM y FM de la zona metropolitana y de Jalisco. El cuadrante radiofónico imperante en esta ciudad, en general, es culturalmente desértico. Los medios universitarios deberían representar una vinculación entre las instituciones educativas y audiencias públicas caracterizada por la diversidad cultural, abierta y plural, pero en la UdeG no se cumple esta premisa política.

El pasado miércoles 16, la Asociación Mexicana de Derecho a la Información, (AMEDI), capítulo Jalisco, presentó un estudio de la programación de los medios públicos de Jalisco: el Sistema Jalisciense de Radio y Televisión, y el Sistema Universitario de Radio, Televisión y Cinematografía de la Universidad de Guadalajara (SURTyC). http://elrumbo.mx/2021/06/16/que-le-ofrecen-los-medios-publicos-a-los-jaliscienses-amedi-presenta-analisis/

Según Jorge Bravo, presidente nacional de la AMEDI: “mientras las grandes televisoras públicas del mundo se centran en el compromiso hacia sus audiencias, la calidad de sus transmisiones, y el nivel de entretenimiento que ofrecen entre otras, precisamente a la televisión pública de Jalisco, parece alejarse de esa premisa… Mientras las audiencias mundiales están migrando a los contenidos de alta calidad de producción, con historias de ficción originales, con grandes presupuestos, y proyectadas en plataformas no convencionales, la televisión pública de Jalisco, parece estancarse en la misma fórmula que lleva replicando desde hace décadas: Compra de contenidos enlatados, producciones en estudio y enfocadas a lo informativo.” Más aún, dijo: “Se supone que deberían estar libres del talón político, sin embargo, precisamente esos vaivenes políticos y cambios de administración no les permiten tener una continuidad en la estructura de los contenidos programáticos”.

En síntesis, las trasmisiones de los medios del Gobierno de Jalisco y de la Universidad de Guadalajara son, en su mayoría, de baja calidad. En el caso del Sistema Jalisciense de Radio y Televisión, son los vaivenes políticos de los sucesivos gobiernos estatales –cuyos gobernadores les interesa un comino la cultura– que explican la falta de consolidación de los medios y, por el otro, en el Sistema Universitario de Radio, Televisión y Cinematografía de la Universidad de Guadalajara, es la continuidad por décadas de un régimen burocrático universitario caciquil, donde la cultura es vista como un lucrativo negocio. Jorge Bravo “reconoció la pluralidad de las televisoras universitarias, pero comentó que ninguno de los dos sistemas tiene las herramientas para competir en la producción de contenidos para plataformas de Streaming (trasmisión), que los hagan competir con otras productoras o empresas privadas”.

Por supuesto, no se trata de competir por competir. Es cierto que los medios públicos deberían tener mayor audiencia pero no se trata de eso sino de elevar la calidad de su contenido cultural. Los medios públicos tienen o deberían tener propósitos esencialmente culturales, entendido esto, en primer lugar, desde una perspectiva humanista y emancipadora y ajenos al mundo enajenante de la mercantilización de las cadenas radiodifusoras y televisivas comerciales de pésima calidad. El contenido de los medios públicos, el contenido de la programación, ya sea en vivo o grabado, no debe ser igual a los medios privados.

Jorge Bravo habla de la pluralidad de los medios universitarios, pero no sabemos exactamente a que se refiere con dicha pluralidad. El SURTyC carece de pluralidad pues está regido estrictamente por los criterios políticos del exrector Raúl Padilla López. Es decir, no puede haber pluralidad en estos medios cuando en la UdeG no existe ninguna democracia pues todo está controlado por los mecanismos corporativos–autoritarios y clientelares.

Es muy cierto que dentro de la radio y la televisión universitaria se escuchan voces críticas, especialmente en los programas informativos. Aunque escuchamos algunas opiniones críticas sobre la realidad económica y política nacional y de la entidad jalisciense, especialmente en los noticieros, los medios están cerrados a los académicos y estudiantes democráticos que impugnan el cacicazgo prevaleciente. La radio y la televisión universitaria cuenta con algunos excelentes reporteros y periodistas muy reconocidos, pero ello no es nada indicativo de ninguna pluralidad ideológica imperante. Por supuesto, sería ingenuo pensar que el cacique universitario decide él mismo toda la programación habida y por haber. Decide unilateralmente las directrices políticas generales de los medios pues por dedazo elige los altos cargos políticos de la radio y la televisión universitaria. Los directores del sistema de medios universitarios subordinados, como es el caso de Gabriel Torres Espinoza, son verdaderos lacayos y voceros periodísticos del cacique e impiden una programación plural y abierta.

Es cierto lo que afirma Jorge Bravo al decir que “hay una monotonía en las producciones, además de que la televisión pública sobrevive a base de compra de contenidos enlatados para rellenar sus parrillas”. Por ejemplo, el Canal 44 ha comprado materiales a Discovery Channel, Deutsche Welle, Hispan TV, Euronews Sportsweekly, Artweekly, Newsweekly, Sesame Workshop, Guillette World Sport, Sunset, etcétera. Por supuesto, no está mal que se trasmitan algunos excelentes documentales, tanto nacionales como extranjeros, pero eso no necesariamente eleva la calidad de la programación; no se trata de rellenar todo el horario de paja informativa o contenidos insustanciales. Según la AMEDI, la diversidad temática de Canal 44 es muy acotada, pues los noticiarios y otros programas de tipo informativo dominan el tiempo aire. El gran género ausente son las ficciones y la programación infantil. En el programa Con todo respeto, de análisis político local y nacional, participan algunos periodistas, pero ningún comentarista universitario, algo vergonzoso. Desde luego que hay muy pocos pero excelentes programas como Territorio Reportaje, a cargo de Agustín del Castillo. También hay programas temáticos con invitados académicos (Controversia), pero nunca se abordan temas políticos internos universitarios porque eso es tabú. Eso sí, pasan anuncios comerciales de la cartelera dizque cultural de las empresas “universitarias”.

En RadioUDG, salvo algún noticiero vespertino de buena factura (Cosa Pública) y algún otro programa musical relevante, el resto del contenido es de bajísima calidad, pues en algunos los conductores parece que charlan como si estuviesen en un café o en un bar con temas frívolos e irrelevantes, así no tiene ninguna diferencia con cualquier otro medio privado comercial. La radio da espacio a los “sindicatos” blancos, corporativos, que nunca tocan los graves problemas laborales del personal académico.

En marzo de 2016, el director del SURTyC afirmó que esta dependencia no ha aumentado su presupuesto de 40 millones de pesos; sin embargo, el análisis de la AMEDI señala que “existe también una disparidad entre los presupuestos de ambos sistemas perciben, pues mientras el Sistema Jalisciense recibió cerca de 52 millones de pesos para este 2021, la operadora del Sistema Universitario dobló esta cantidad, al serle entregado más de 108 millones de pesos.” Es posible, tal incremento, porque, entre otras cosas, a los participantes privilegiados del Con todo respeto se les pagan elevadas remuneraciones que nunca verán la mayoría del personal académico de la UdeG.

A diferencia de Radio y Televisión UNAM, las cuales dependen de la Coordinación de Difusión Cultural, el SURTyC no tiene nada que ver con la Coordinación General de Extensión y Difusión Cultural (CulturaUdeG). Dicho sea de paso, la UdeG es una de las pocas universidades públicas que no tiene Orquesta Sinfónica profesional, la que existe reciente es una orquesta escolar.

Es paradójico que teniendo la UdeG un Departamento de Estudios de la Comunicación Social, adscrito a la División de Estudios de la Cultura, nunca se haya realizado un análisis crítico sobre el SURTyC. Seguramente nuestros doctos investigadores se inhiben con tan delicado tema.

Es necesario considerar que existe una profunda crisis de la UdeG, tanto académica como política, y reflejo de ello es también la carencia de una buena política cultural que incluye la extensión universitaria y sus medios de difusión. El director del SURTyC siempre se llena de autoelogios, pero su triunfalismo está muy alejado de la realidad. Entre otras cosas Gabriel Torres Espinoza afirma que los medios “ha dado cabida a múltiples voces de los ámbitos académico, político, empresarial y de activismo”; cierto, pero nunca ha dado cabida a las voces críticas democráticas de la propia institución. La responsabilidad cultural de las instituciones educativas públicas debe asumirse desde una condición democrática de la comunidad universitaria, para el espacio social común y no sólo para el lugar donde se negocian los intereses privados.

En los programas de la radio y la televisión de la UdeG están vetadas absolutamente las voces críticas y democráticas universitarias de profesores y estudiantes de oposición al régimen caciquil ¿Cómo superar la función de la cultura universitaria? Cuando la universidad sea democrática; entonces los medios de difusión de las expresiones y la riqueza cultural, artística, científica y del pensamiento universitario –a través de la producción, transmisión y difusión de materiales audiovisuales y  radiofónicos–  cumplirán efectivamente para  promover  la  vinculación  entre  los  universitarios  y  la sociedad. La extensión universitaria tiene como misión difundir los conocimientos, estudios e investigaciones científicas y humanísticas, el pensamiento crítico para permitir a todos participar en la cultura universitaria, contribuir al desarrollo social y a la elevación del nivel espiritual, moral, intelectual y político de la sociedad.

* En la revista Cuarto de Guerra de julio de 2021 este artículo aparece de manera resumida con el título “Medios Públicos pierden su esencia” (Pág. 21): https://es.calameo.com/read/006793190e522203a1de6

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