¿Te perteneces?

Por Paloma Escoto

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 31 de mayo de 2019.- Testimonio a voces, se oía en eco la determinación de permanencia consigo misma, en plena defensa de crearse conforme a su más genuina afinidad, tan fuera de este mundo, ella sabía que no sería parte de un estándar aclamado por un estereotipo que señala la perfección y las medidas del ser mujer, interminables campañas publicitarias que creían incidir en su decisión de como mostrarse al mundo. La constante educación propaganda, la manipulación asfixiante de una evaluación y aprobación que se sostiene absurdamente.

Ser sin tener que explicarle a nadie, ser el contenido más brillante creado por un criterio propio, un consumo genuino de lo que sacia su espíritu y la ambición de una libertad que se sigue peleando de polo a polo. Se llama resistencia, no caer en el eminente engaño que nos hace traicionarnos a nosotras mismas.

A más de alguna nos sucedió ese momento de confrontación frente al espejo, un rechazo por lo que vemos en el reflejo y un estado de confusión por lo que tragamos en el mundo de afuera, una intoxicación visual, auditiva y moral que nos mantiene confundidas y extraviadas en los más frívolos rangos, una violencia muchas veces silenciosa que se permea en nuestras casas y en los espacios en los que compartimos con las y los otros, ese mundo de allá fuera que siempre está vendiendo la feminidad en enormes espectaculares, en las revistas, en la televisión, en las redes sociales y en algunas comunidades en las que nos relacionamos, aún peor, en el criterio de los hombre a los que elegimos como compañeros. Hasta que de pronto surge la simbiosis que nos hace desenmascarar la realidad en la que nos vemos envueltas, hasta que llega el momento de descubrirnos hermosas más allá de un cuerpo, más allá de una apariencia, más allá de nosotras mismas.

Tengo una singular reflexión, mientras arrastro mi pie, mientras observo detenidamente al mundo de afuera sin dejar de habitar el mío, este que cada día que pasa, me arraiga más, en este en el que puedo verme, desde una vulnerabilidad que trajo mi accidente y que de a poco he ido transformando en una especie de capullo nutricional para mi alma (cuerpo, mente, espíritu), en un campo de concentración de energía y fortaleza. Puedo ver una revolución femenina que se expande, lo cual me llena de gozo, sin embargo aún falta mucho, cientos de temas, hoy elegí este, que va desde la aceptación, amor propio, a una sin duda desaprobación hacia los estándares y estereotipos que nos dejan fuera del mapa o nos catalogan y dividen fácilmente, aún a pesar de que vamos avanzando en muchos aspectos, continuamos dormidas en otros tantos.

Tal vez sea una invitación a la contemplación, reflexión y evaluación de ciertas creencias impuestas y adoptadas por un sistema que se niega a aceptar la diversidad, que se niega a aceptarnos como somos, no hablo de un país, hablo del mundo del que nos tenemos que responsabilizar por nuestro bien y por el bien de las que vienen, crear un mundo seguro en base a la seguridad de nosotras mismas, en donde respirar y decidir ser como queramos, no cueste tan caro, donde quepan todas las tallas y todos los diseños propios en pendas y combinaciones, donde quepa la tendencia a ser más auténticas y genuinas, un mundo en dónde el bienestar y la dignidad de lo que somos se vuelva costumbre, ¿podremos con algo así?

Tendríamos que desaprender y volvernos cómplices las unas de las otras pues también en muchos frentes nos hemos convertido en nuestros verdugos, nos creó capaces de manejar un batallón femenino en donde los principios sean claros, no vernos y sentirnos con tolerancia pues el discurso de la tolerancia nos hace vernos capaces de soportar y no se trata de soportar, se trata de respetar y aceptar, se llamaría a la otredad, en esta en dónde seamos capaces de reconocer a la otra que asume su identidad o la construye conforme a su propio criterio. Un proceso hacia la reconstrucción de una sociedad que suele estigmatizar, discriminar, violentar al otro por ser distinto, en este caso es un llamado a las mujeres que hemos caído en la trampa de un imperio mercantil que asevera tener la certeza de cómo se debe ser mujer, cuando vender por vender siempre ha sido su rama. Y nuestra tarea sea no comprar tan fácil las ideas que no nos quedan, de ser posible determinar hasta dónde y qué consumir, no antes de estar claras de cuáles son nuestras necesidades, la atroz conveniencia de este sistema ha sido crear necesidades y hacernos creer que todo nos hace falta, creando así un vacío que no logra llenarse nunca.

El vacío es real, la necesidad también, las trampas con qué y cómo llenarnos, son eso, trampas y espejismos que nos hacen vernos en una perpetua carencia de sentido existencial que sólo puede ser saciado con la apertura y el reconocimiento de pertenecernos a nosotras mismas.

@EscotoPaloma 

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