Texcaltitlán, ¿y luego?

Por Humberto Musacchio

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 15 de diciembre de 2023.- Los hechos de Texcaltitlán muestran, si hiciera falta, que no hay un plan para combatir la delincuencia con eficacia. De acuerdo con el secretario de Seguridad del Estado de México, Andrés Andrade Téllez, los hechos violentos se iniciaron el jueves 7 a las 11 de la mañana, cuando alguien llamó a la Secretaría de la Defensa Nacional para informar que personas armadas, pertenecientes a una célula criminal de la Familia Michoacana, estaban realizando actividades de extorsión y cobro de piso “a los delegados de diferentes comunidades”.

De acuerdo con un boletín citado por Animal Político, el martes 5 de la semana pasada, “en un operativo de la Sedena y la Secretaría de Seguridad estatal decomisaron una cantidad importante de armamento con características de guerra, calibres de alto poder, ese mismo día a las 17 horas se anuncian presuntas acciones de cobro de piso en San Mateo Coapexco y se detectó a personas que hacían recolección de dinero en la comunidad, quienes fueron detenidos”.

La torpe redacción del boletín permite entender que la Sedena y la Secretaría de Seguridad mexiquense estaban al tanto de lo que ocurría desde el jueves, pero, aun así, el viernes 8 “se reportaron detonaciones a las 12:14 horas y se identificó a personas que viajaban en camionetas, minutos después, una llamada al C5 informó que se trataba de pobladores enfrentando a presuntos delincuentes” (el redactor del boletín se refiere, suponemos, a los hechos ocurridos en la comunidad de Texcapilla, municipio de Texcaltitlán).

Como es obvio, el enfrentamiento entre los delincuentes y los pobladores de Texcapilla se produjo en ausencia de la fuerza pública, pese a que ésta sabía de la presencia de los criminales. Curiosamente, “a las 14:50, la Fiscalía local inició una carpeta de investigación por cinco personas heridas por arma de fuego que llegaron a un hospital en Texcaltitlán, sin embargo, dos de ellas fueron sustraídas por un grupo armado”. El enfrentamiento se produjo desde las 12:14 horas y habría terminado antes de las 14:50, pues a esa hora se inició la investigación a cargo de las autoridades, pero fue hasta las 15:20 cuando “llegó una fuerza de tarea a la comunidad y localizaron 3 vehículos calcinados y 14 fallecidos, 10 (muertos) que presuntamente pertenecen a la Familia Michoacana y cuatro pobladores”.

Si entendimos, la autoridad inició las investigaciones sin contar con protección, pues la “fuerza de tarea” llegó media hora después, y fue hasta las 17 horas cuando  “se logró el completo aseguramiento del lugar y a las 19 horas se instaló una mesa de crisis con autoridades locales y federales”.

El diario Reforma informó que, horas después de los hechos, la Secretaría de Seguridad del estado, “en coordinación con la Guardia Nacional y la FGJEM” (Fiscalía General de Justicia del Estado de México) “implementó un operativo”. No se informa si antes o después de que se “implementó el operativo” los delincuentes rescataron del hospital a dos de sus compinches heridos.

Por supuesto, la Fiscalía mexiquense se ufanó de que, en la refriega, entre los muertos estaban “tres objetivos prioritarios de la entidad, entre ellos alias Payaso, relacionado con emboscadas a policías en 2021”. La contrahecha redacción deja entender que los texcaltitlecos les hicieron el trabajo a las autoridades. ¡Felicitaciones!

Desde luego, tales autoridades del Edomex declararon que el desastre en que está la seguridad mexiquense es consecuencia de una “situación regional que tiene muchos años gestándose”. Por enésima vez, la ineptitud de hoy se escuda en los nefastos años en que el país estuvo en manos de los neoliberales y conservadores, como dice Ya Saben Quién.

Los hechos, que se repiten un día sí y otro también en diversos puntos del territorio nacional, indican que con el Ejército, ocupado en mil tareas ajenas a su función, y con policías ineptos, el presente gobierno no puede imponer el orden. Es hora de proceder a la formación y entrenamiento de milicias populares armadas por el Estado, que en modo alguno deberá actuar como lo hizo en Guerrero, donde fue incapaz de aceptar la existencia de esos cuerpos y procedió a disolverlos mientras las mafias no han dejado de asolar a la población. Es hora de optar por otra estrategia.

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