“Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar: Yo mato para robar”, Eduardo Galeano
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 04 de marzo de 2022.- Estupor y desbandada ha causado la invasión Rusa a Ucrania.
Hay, según cálculos, centenas de miles de personas que han salido a Rumania, Polonia y otras naciones, las más cercanas a la nación que ha sido asaltada por diferentes formas y frentes debido a las órdenes de Vladimir Putin.
Miles están en túneles (principalmente en el Metro y otros lugares que tienes dicha condiciones), pero asimismo en otros sitios que no son militares y han sido atacados con proyectiles, lo que aumenta la zozobra.
La guerra no es únicamente por un nacionalismo muy bien ganado, el cual se muestra en un documental de Netflix, titulado: Invierno en llamas (2015), de Eugeny Afineevsky, un ruso afincado en Estados Unidos.
En el mismo se muestra un largo y hermoso movimiento, ocurrido entre el 21 de noviembre de 2013 hasta marzo de 2014, donde miles, primero en Maidán (Kiev), y luego en casi todo el territorio, repudian al presidente Viktor Yanikosky, que en lugar de adherirse a la Unión Europea se volvió agente de Moscú.
Después de largas, violentas y resistentes jornadas de habitantes de todo tipo: desde médicos, artistas, ex militares, religiosos y ampliamente los estudiantes, lograron que dimitiera el sátrapa y lograron elecciones donde llegó: Volodimir Zelensky, un abogado y comediante, el 20 de mayo de 2019.
Aunque en el mismo queda muy claro: los jóvenes que lucharon valiente y arrojadamente, creen que al entrar a la zona europea estarán en la “civilización”, la “libertad” y la “democracia”. Lemas que son únicamente eso, pues lo sabemos quienes hemos vivido en dichos países, la desigualdad y la injusticia prevalecen y se acentúan en las llamadas “democracias occidentales”.
Hay antecedentes de la voracidad por los recursos estratégicos ucranianos. Por ejemplo, el hijo de Joe Biden, Hunter del mismo apellido, fue, cuando menos, director de la petrolera Burisma, del 2014 al 2019. Y eso sí es un conflicto de intereses entre el movimiento independista y el actual régimen.
Además, un estudios de China señala muy bien que de 248 conflictos armados de 1945- después de la segunda guerra mundial- hasta 2001, en 153 regiones, 201 fueron encabezados por Estados Unidos; o sea, el 81 por ciento, y en todos los casos por ambiciones territoriales, económicas y políticas para ubicar a uno de los suyos, aunque fuera un “hijo de Puta” (Anastasio Somoza en Nicaragua), y sabemos bien que ellos (EU) lo manejaban como les diera la gana.
En dicho tenor, José Blanco (La Jornada, 1 de marzo), dice que Estados Unidos bombardeó, antes de 1989, a 16 países.
La OTAN, además, estuvo inmiscuida en la acción para desestabilizar a Yugoslavia.
México ha sufrido de Estados Unidos, la anexión para el vecino de la mitad de nuestro territorio sin que hasta ahora, alguna nación haya protestado enérgicamente.
Lo de Ucrania ha traído rechazo en todo el mundo, incluido, en la propia Rusia, donde los jóvenes que no quieren ir a la guerra y aquellos que también están en contra de la nueva mafia en su país, lo han manifestado.
Millones están contra el grupo de ricachones ligados a Putin y hasta mafias que realizan la trata de personas, como está muy claro en un libro que hemos citado: Economía Canalla, de Loretta Napoleoni.
Los únicos felices por esta intervención son los fabricantes de armas, quienes ahora podrán aumentar sus capitales, tasados en dos billones de dólares, de los cuales 40 por ciento están en manos estadounidenses.
Hace poco tiempo la señora Madeleine Albraigth, secretaria de Estado en el gobierno de Bill Clinton, dijo: “en un mundo donde todos mienten, él (Vladimir Putin) no tiene por qué decir la verdad”.
Independientemente de las consideraciones humanitarias, prioritarias, el analista Emilio Lezama (El Universal, 28 de febrero), dice: Ucrania es una salida al mar de Rusia, y un territorio donde los minerales y recursos energéticos son trascendentes, por eso se trata de una conflicto geoestratégico, y por ello la nación del zarismo exige que no se rearme Ucrania y no entre a la OTAN para no asfixiar al hoy belicoso Oso Ruso.
Acuerdo que se firmó un 6 de marzo de 1991 por Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Alemania.
Bien por Juan Ramón de la Fuente, nuestro representante en la ONU, quien condenó abiertamente la entrada de las tropas rusas a otra nación.
Debido a que en el Consejo de Seguridad Rusia tiene veto, De la Fuente llamó a una Asamblea General de los 123 miembros en base al artículo 377 para intentar frenar esta posible escalada que traerá resultados catastróficos.
López Obrador anunció, por cierto, que se evacuará a todos los ciudadanos mexicanos, algunos que están en refugios y han pedido ayuda a la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Como dice David Brooks (La Jornada, 28 de febrero), de no parar estas locuras de los milmillonarios en pugna, entonaremos para despedirnos la canción de Tom Leher: La tercera guerra mundial, ya que las ojivas nucleares desaparecerán este injusto, depredado y maltratado planeta por los oligarcas.
@jamelendez44
Es bueno contextualizar. La crisis de los misiles de Cuba a principios de los 60 es exactamente el mismo problema actual.