Un lugar para una cuarentena feliz: Abraj al bait
Foto: Especial
Por Arturo Sandoval
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 21 de mayo de 2020.- “¡Salven el reloj de la torre! ¡Salven el reloj de la torre! El alcalde ha iniciado una campaña para cambiar el reloj. Le cayó un rayo hace 30 años y lo paró. El grupo de conservadores quiere mantenerlo igual. ¡Es parte de nuestra historia!” de la película Regreso al Futuro… ¿alguna coincidencia?
En esta época, ya nada nos impresiona mucho, veo algo maravilloso por su tamaño, su belleza y su significado religioso: el reloj de torre más grande y alta del mundo con 4 caras donde su minutero de fibra de carbono solamente mide 23 metros de largo y el diámetro de cada cara es de 43 metros. Es 35 veces más grande que el Big Ben de Londres. La torre es parte del complejo hotelero Abraj Al Bait para albergar solamente a 2 millones de huéspedes al año, que viajan al lugar religioso de La Meca. El Mecca Clock Fairmont Hotel, refleja la grande hospitalidad en la Capital Santa, los servicios son los primeros de su tipo. Tiene un club de salud totalmente equipado con tecnología última generación para hombres y mujeres, satisface la necesidad de relajarse o mantener el sistema deportivo diario. El club de salud (SPA) para mujeres incluye un espacio para niños, equipado con una variedad de juegos de acción y electrónicos, y una biblioteca. El precio de hospedaje por día está alrededor de 4 mil dólares en habitación normal. Un suite, un “poquito” más caro.
EL INCREIBLE RELOJ DE SU TORRE
La fabricación de los engranes, carátula y maquinaría del reloj en Alemania, donde cada pieza pesa cientos de kilos, hasta sumar 35 toneladas, está en la larga lista de sorprendentes cosas de esta torre con su reloj. Claro, no falta el oro, sí oro de 24 quilates en 100 millones de pequeños mosaicos cubiertos de cristal pegados en las partes doradas del reloj y en la superficie de fibra de vidrio de la simbólica media luna de 23 metros de alto, en la cúspide de la torre sobre una aguja de 93 metros de alto, para darle la máxima elevación en los picos de la luna de 601 metros. Ahí dentro de la media luna se ubica un sitio especial de oración donde sólo elegidos entran y según sus creencias las oraciones en ese lugar tienen una importancia 100 mil veces mayor que en otro lugar. Por cierto, el reloj está a 450 metros de altura. En realidad cualquiera de los 10 principales millonarios del mundo podrían haber construido un complejo así, por tener un costo de 16 mil millones de dólares. Mexicanos, sólo uno, pero quizás el año que viene, otro alcance una suma así. Ahí suben y bajan potentados empresarios de todo el mundo en sus 96 elevadores, decenas de escaleras eléctricas y disfrutan de la plaza comercial más grande del planeta, de 5 pisos con lujos no para cualquier rico.
En la noche el reloj se ilumina con 21 mil lámparas blancas y verdes alimentadas con 2 millones de focos led, para hacer visible a la torre a 30 kilómetros a la redonda. O sea como de Tres Marías a Coyoacán.
Claro, no falta un museo: el Museo de la Torre del Reloj con una colección de maquetas y estructuras sobre las galaxias.
Las expectativas del príncipe Mohamed bin Salmán de llevar a 30 millones de peregrinos a este lugar durante 10 años, se ve difícil en la próxima nueva normalidad después de la pandemia de éste 2020.
En esa parte de Arabia Saudita hay fuertes vientos con toneladas cientos de kilos de fuerza, también tormentas de arena y de lluvia, lo cual daría un poco de temor subir a esa media luna, pero los ingenieros y técnicos fabricaron cada parte incluyendo las del reloj, para que duraran siglos.
NOTA: paradójico, quizás: pero éste y todos los relojes avanzan, a pesar que el tiempo se detiene por un virus.
Vea el fabuloso proceso de construcción del reloj más grande del mundo paso por paso, en un documental de la televisora alemana DW que pasó ayer domingo, en al canal del Congreso a las 7:10. No lo encuentro en la red ni en la Web de DWtranstel.com. Lo pedí y espero me lo envíen para compartir.