Periodistas Unidos. Ciudad de México. 26 de agosto de 2023.- Praha, como se escribe en checo “umbral” es el nombre que le puso la princesa Libuse, esposa de Premysl fundador de la dinastía de los premislitas que gobernó más de 500 años esa bella ciudad llena de leyendas.
No todas me gustan, porque tratan de pactos conscientes o inconscientes con diablos o pasados sangrientos, pero diablos y santos, Historia y leyendas, se cruzan en su territorio; habitado desde el cuarto milenio antes de Cristo.
Una de las más antiguas afirma que al morir Libuse, sus doncellas temieron quedarse sin poder y empezaron una guerra de años y a muerte, contra los hombres.
Encabezadas por Vlasta, la más linda y lista, construyeron el castillo de Devín justo frente al Vysehrad de los hombres; ambos, en orillas opuestas del río Moldava, desde donde los diezmaron a flechazos.
La lucha terminó cuando Ctirad cayó en una emboscada protagonizada por la seductora Sárka que finalmente se enamoró de él y quiso salvarlo en un dramático episodio que inspiró óperas y el poema sinfónico Sárka de Federico Smetana.
Entre las muchísimas cosas interesantes de Praga, está la calle Nerudova, fue parte de la ruta de los reyes de Bohemia para su coronación en la Catedral de San Vito y se le puso así, para honrar al poeta y novelista checo Jan Neruda cuyo nombré tomó el chileno Neftalí Reyes para autobautizarse como Pablo Neruda.
Las casas de esa calle y las de su vecina Karlova, tienen en las fachadas figuras con las ocupaciones de sus habitantes, porque antiguamente no se usaban números.
En la de los 3 violines, por ejemplo, vivió la familia Edlinger; fabricante de un violín, en cada generación.
En otra, un anillo de oro recuerda que un fantasma se fue de juerga y perdió su argolla que encontró un vecino y para evitar que lo maldijera, lo colocó en su puerta.
Algunas tienen medusas, llaves, ruedas, o herraduras doradas, langostas, pescados y hasta los santos más queridos de Bohemia: Juan Nepomuceno, Wenceslao, Roque con todo y perro y San Sebastián con el cuerpo atravesado de flechas y protector contra las pestes que asolaban Europa.
En una de ellas vivió Johannes Kepler, el científico alemán que formuló las 3 leyes de Kepler.
Del otro lado, en la Ciudad Nueva o Novi Mesto, está la cervecería UFlekú; única en el mundo en hacer cerveza ininterrumpidamente desde 1499; siete años después del descubrimiento de América.
Su interior es muy sencillo, no hay mesas sino mesones de madera colectivos y su fama radica en que solo ahí, se sirve la cerveza negra de barril Fleku que tiene 13 grados de alcohol.
Las meseras llevan en las manos cinco o seis tarros llenísimos sin tirar una gota y al igual que en otros países europeos, no se sirve helada y sí con mucha espuma.
UFlekú es también reconocida por sus platillos checos tradicionales, saboreados mientras músicos tocaban y bailaban mujeres casi de la edad de la cervecería, que por motivos legales no podían ser despedidas.
Entre las delicias checas están, el Chlebíčkc un sándwich con huevo, salami, jamón y pepinillos para el desayuno.
Palačinky, crepas saladas con carne, queso y espinacas o dulces con mermelada, fruta, crema y nueces.
Tatarák, carne cruda que puede mezclarse con yema de huevo, ajo, cebolla picada, sal, mostaza, pimienta, pimentón y pepino picado: que por cierto comen mucho en Chile y le encantó a Matías cuando 20 años después de trabajar en Praga, regresé con él.
Svíčková na smetaně, ternera en salsa de verduras con limón, arándanos y crema.
Koleno, rodilla de cerdo marinada en cerveza y hierbas, asada y servida con verduras, mostaza y rábano picante.
Grilované Klobásy, salchichas asadas que podían comprarse más baratas en paradas de tranvías y parques.
Bramborák crepas de papa; Smažený sýr, queso servido con hranolky que son papas fritas y salsa tártara picante.
Y el platillo nacional Vepřo knedlo zelo, albóndigas de cerdo y chucrut.
Cuando viví ahí, en verano se colocaban en las calles peceras con truchas vivas para elegirlas y cocinarlas en casa.
Y los postres populares eran unas bolitas de fruta fresca cubiertas con mantequilla, requesón, chocolate o azúcar y Tradelnik un palito parecido a nuestros algodones, pero envuelto en harina, azúcar y canela.
Por estar en el centro de Europa y lejos del mar, en Praga la presión atmosférica, dablenia, es tan variable que influye sobre la arterial y los noticieros nocturnos se referían a los cambios del día siguiente y hacían recomendaciones a quienes necesitaban medicarse.
Para aliviar la mía, tomaba un traguito de un licor de yerbas muy rico Stare Mislivieska, viejo pescador, y en minutos sentía como me tronaban los oídos tronaban y un agradable bienestar.
Bueno, antes que me dé más hambre, paso a platicarles de una de las principales atracciones de Praga, el edificio del Viejo Ayuntamiento con su Reloj astronómico que data de 1410.
Su autor fue un carpintero que realizó un trabajo tan fino, que para garantizar que no hiciera otro igual, sus patrones lo dejaron ciego; para vengarse se metió al reloj y paró su mecanismo, pero en ese mismo momento murió.
Es un reloj astronómico medieval lleno de números, símbolos y figuras y difícil de describir en poco espacio.
Para no cansarlos, solo les digo que su Cuadrante Astronómico era utilizado en la Edad Media para medir la hora centroeuropea y es el único en el mundo, que mide el Tiempo Babilónico usado también por los griegos, que divide el día con números arábigos en 12 partes.
El reloj marca también el de Europa Central y los segundos, minutos, horas y ciclos del día, y las posiciones de la luna, meses, trópicos y signos del zodíaco.
Y cada hora, se abren ventanitas por las que desfilan los 12 apóstoles con sus símbolos y los pecados de avaricia, representada por un mercader judío; lujuria, por un príncipe turco y vanidad por un espejo.
Salen también un filósofo, el arcángel Miguel, un astrónomo y un cronista; y un esqueleto toca la campana, mientras las figuras niegan con la cabeza que la muerte sea el fin de todos.
La función termina con un gallo que canta la hora que sea, en medio de aleteos.
Esta maravilla relojera, sufrió fuertes daños el 7 y 8 de mayo de 1945 cuando soldados alemanes atacaron Praga con vehículos blindados y antiaéreos, para silenciar los comunicados que por radio difundía la resistencia checa, anunciando la próxima capitulación y antes de rendirse, llenos de furia, quemaron el Ayuntamiento, su reloj y edificios cercanos.
La maquinaria pudo ser reparada y restaurados los apóstoles y volvió a funcionar a partir de 1948, pero la leyenda dice que si se descompone, habrá calamidades en Praga y que el movimiento de sus agujas y el baile de sus figuras, aseguran la buena marcha de la ciudad.