Sacerdote confunde la semilla de “ojo de venado” y alerta del peligro por su uso

Por Beatriz Astudillo

  • Sacerdote católico llama “brujos” a los que usan esas semillas contra el “mal de ojo”

  • Tradicionalmente se llama así a una mirada envidiosa, poderosa o pesada

  • Y que, según la creencia popular, inquieta al bebé o al niño con sólo mirarlo

  • Utilizarlos para la buena suerte, la ‘buena vibra’ o buscar protección es una práctica esotérica, argumenta el clérigo

  • Y, por lo tanto, agrega “maligna, obra de Satanás, contraria al primer mandamiento de la fe católica”

Periodistas Unidos. Ciudad de México.  05 de agosto de 2021.- A través de su cuenta de Twitter, el sacerdote católico Eduardo Hayen Cuarón, director del semanario Presencia de la Diócesis de Ciudad Juárez, Chihuahua, alertó del peligro del amuleto conocido como “ojo de venado”.

El ojo de venado es un amuleto de protección usado en México contra el “mal de ojo”, principalmente en recién nacidos. Y es parte del pensamiento mágico del pueblo.

No es un ojo animal. Es, más bien, una semilla de la familia de las leguminosas o Fabacea, como el frijol o las habas, que pertenece al género Mucuna y era conocido como cuauhixti en otomí.

Pero lo que hace especial a esta semilla tropical conocida como ojo de venado u ojo de buey es que, supuestamente, sus poderes de protección son infinitos. Dicen los chamanes que, si lo conviertes en tu acompañante cargándolo contigo todos los días, te puede cuidar y hacer una barrera que impide que todo mal llegue a ti

Tradicionalmente se dice del “mal de ojo” a una mirada envidiosa, poderosa o pesada que inquieta al bebé o al niño con solo mirarlo. Existe una creencia popular que piensa que una persona puede echar a otra un mal de ojo, es decir, una energía negativa como producto de la envidia o enemistad.

Pero de acuerdo con su tweet del 3 de agosto, el Padre Hayen, muestra la imagen del ojo de venado y lo presenta así:

El uso del ojo de venado en México como amuleto de protección, se basa en la creencia de que algunas personas tienen una energía tan fuerte o pesada que la pueden transmitir a otros más débiles, como los infantes, cuyos cuerpos no toleran la energía recibida y los niños o bebés, lloran sin motivos aparentes, no pueden dormir y hasta presentan fiebres.

El Catecismo de la Iglesia Católica explica en el numeral 2117 que “todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo –aunque sea para procurar la salud– son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Llevar amuletos es también reprensible”.

El sacerdote indicó en un hilo de su publicación original, que “para destruir estos amuletos no se deben tirar simplemente a la basura. La destrucción debe pasar por un conjuro que hace el sacerdote para quitarles el poder maléfico, y después deben destruirse por el fuego o hacerlos pedazos”.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

Easysoftonic