Periodistas Unidos. Ciudad de México. 18 de enero de 2025.- Donald Trump, quien este 20 de enero asumirá la presidencia de Estados Unidos, decidió invitar a la Embajada de México en ese país a la ceremonia de investidura, incluso a empresarios como Carlos Slim, pero no envió invitación a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
La internacionalista y académica de la Universidad La Salle Norma Soto ofreció un análisis detallado sobre los protocolos diplomáticos en las ceremonias de toma de protesta presidencial, abordando casos emblemáticos como las invitaciones selectivas realizadas por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la reciente representación de México en un evento en Estados Unidos por parte de Claudia Sheinbaum.
Según Soto, “en una relación diplomática, aunque ambos mandatarios se reconozcan como presidentes respectivos, no existe la obligación estricta de invitar a todos los líderes o actores relevantes en una toma de protesta”.
Sin embargo, subraya que, desde un enfoque de protocolo internacional, lo ideal sería extender las invitaciones de manera universal, dejando en los invitados la decisión de asistir o no. “Esto refuerza el carácter democrático e incluyente del acto”, señaló.
Trump y Slim: Una relación de intereses estratégicos
La académica destacó el caso del presidente Donald Trump, quien marcó su toma de protesta con decisiones que reflejaban su estilo empresarial y pragmático. Trump extendió una invitación directa al empresario mexicano Carlos Slim, reconociendo su influencia en el ámbito económico. Según Soto, esto muestra cómo Trump priorizó alianzas estratégicas sobre tradiciones diplomáticas.
“Trump no basó sus invitaciones en lo bueno o lo malo, sino en aquello que le parecía útil o conveniente. Por eso, decidió incluir a Slim en un gesto que más allá de lo protocolario, reflejaba un interés político y económico”, explicó Soto.
El “efecto sombra” de AMLO y la política diplomática mexicana
En el análisis, Soto también mencionó lo que describió como el “efecto sombra” de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en referencia a las políticas que han guiado la diplomacia mexicana en los últimos años. Esta postura, según ella, se caracteriza por decisiones selectivas y, en ocasiones, por la omisión de invitaciones a figuras relevantes en eventos clave.
Un ejemplo reciente es la invitación directa a la presidenta Claudia Sheinbaum para representar a México en un evento en Estados Unidos. Aunque Sheinbaum decidió no asistir, la representación mexicana estuvo presente a través de otros canales diplomáticos, como un baile mexicano organizado en territorio estadunidense.
Soto destacó que “esta situación subraya una tensión inherente en la relación México-EU, marcada por problemas como el narcotráfico y las diferencias políticas”.
El protocolo internacional y sus desafíos
Norma Soto enfatizó que “cuando uno asume el poder, lo que debería hacer es invitar absolutamente a todos los actores relevantes, dejando en ellos la decisión de asistir”.
En este sentido, consideró que decisiones como la exclusión de ciertos invitados pueden interpretarse como mensajes diplomáticos que, aunque legítimos, pueden generar tensiones innecesarias.
Finalmente, la académica concluyó que el caso de Sheinbaum y el enfoque de Trump ilustran cómo las ceremonias presidenciales pueden ser escenarios para definir prioridades diplomáticas, construir alianzas estratégicas o enviar mensajes políticos. “En el ámbito internacional, la diplomacia es tanto una cuestión de formas como de fondo, y los eventos de toma de protesta no son la excepción”, puntualizó.