Recuerdo entre mis primeros, cuando lavé y exprimí aun patito que se enlodó en el jardín y por más que hice, no lo pude revivir; y esa vez, que un precioso globo de gas se reventó quedándome en la mano, solo hulitos arrugados.
No había pasado el invierno por su jardín, por otro lado su orquideario a un costado de su comedor parecía agradecer el frío de diciembre, los muros de su casa repletos de libros seguían igual, tal vez un poco más llenos, el tiempo no había…