Así es el avión que no tenía «ni Obama» y que López Obrador quiere vender

Foto: Jorge Núñez / EFE

Por Eduard Ribas i Admetlla

EFE. Ciudad de México. 27 de julio de 2020.- Una elegante y completa recámara, cinta para correr, asientos de piel, cocina y sala de prensa. Así es el lujoso avión presidencial de México que fue utilizado por Enrique Peña Nieto y que su sucesor, Andrés Manuel López Obrador, quiere vender por 130 millones de dólares.

En un recorrido a medios, la Agencia Efe accedió este lunes al Boeing 787, que regresó la semana pasada al hangar presidencial de Ciudad de México tras pasar 19 meses estacionado en Estados Unidos sin encontrar comprador.

López Obrador, quien antes de ser presidente criticaba el lujo de este avión, pues decía que «no lo tiene ni (Barack) Obama»  – posteriormente Donald Trump – exhibió la «ostentación» de la aeronave en su conferencia de prensa matutina celebrada este día en el hangar.

UN AVIÓN ADAPTADO PARA EL PRESIDENTE

Este avión de doble pasillo, cuyo modelo se apoda Dreamliner, mide 60 metros de longitud y en el mercado tiene una capacidad para unos 300 pasajeros, fue adaptado para el uso del presidente y pintado con los colores de la bandera mexicana.

Además, fue apodado con el nombre del líder independentista José María Morelos, algo que enerva al actual presidente, quien este lunes recordó que Morelos encarnaba «la lucha por la igualdad» y no la «indigencia y la opulencia» del avión.

La cabina de pasajeros está dividida en tres áreas. La primera correspondía al personal de Presidencia y al equipo del Estado mayor presidencial, un grupo de elite encargado de la seguridad del jefe del Estado y que fue suprimido por López Obrador.

La siguiente área, conocida como la zona VIP, contiene seis mesas, 24 sillas negras de piel reclinables y varias pantallas. La silla donde se sentaba Peña Nieto es fácilmente reconocible por ser la única forrada con un tapiz verde y el escudo de México bordado, que representa un águila comiendo una serpiente sobre un nopal.

Adjunto, se encuentra una oficina privada, con una cinta para correr incluida, así como la elegante recámara presidencial, donde Peña Nieto podía descansar en la cama ‘king size’ junto a su esposa, la actriz Angélica Rivera, y disfrutar de una ducha en el selecto y completo baño.

La última área, menos pomposa pero con las mismas sillas de piel y un escudo con el templo de Chichen Itzá, tiene una capacidad para 42 personas y estaba destinada a la prensa que acompañaba al presidente en sus viajes.

«El avión se encuentra en buen estado, tiene todos sus servicios aplicados, todo lo que conlleva al mantenimiento está al día», contó a Efe el sargento de Fuerza Aérea Ramiro Pesina, encargado del mantenimiento.

VUELA A MEDIO PLANETA

Aunque fue adquirida por el presidente Felipe Calderón (2006-2012) por un precio que levantó escándalo de 218,7 millones de dólares, la aeronave llegó a México en 2016 y fue utilizada para las giras nacionales e internacionales de Peña Nieto (2012-2018).

Y es que con una vida estimada de 30 años, el avión tiene una autonomía de 14 horas y 30 minutos, puede volar a una velocidad de 900 kilómetros por hora y tiene un alcance de 15.000 kilómetros desde que despega.

«Puede llegar a cualquier parte de Latinoamérica, a cualquier parte de Europa, a algunas partes del Medio Oriente y a la costa oeste del continente asiático desde la Ciudad de México sin hacer escalas», explicó a Efe el aviador de la Fuerza Aérea Óscar Barbosa, quien el pasado jueves condujo la aeronave desde el hangar de Boeing en Victorville (California) hasta México.

Este experimentado piloto, con 20 años volando, admitió que el avión tiene «un manejo muy complejo», pero también destacó que dispone de «todas las comodidades», incluido un dormitorio para la tripulación y dos cocinas.

Con esta aeronave, Peña Nieto realizó 122 giras en territorio mexicano y 36 giras internacionales a países como Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, Indonesia o Australia, con un costo de unos 408 millones de pesos anuales (18,17 millones de dólares).

López Obrador, en cambio, ha rehusado utilizarlo y siempre ha viajado en vuelos comerciales en sus giras por México y también en su visita a Washington de principios de julio para reunirse con Donald Trump, en la que tuvo que hacer escala para llegar.

UN TORTUOSO PROCESO DE VENTA

La puesta en venta de este Dreamliner fue una de las primeras promesas que cumplió López Obrador, del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena) al asumir la presidencia del país en 2018, pero no está siendo nada fácil.

Ese mismo mes envió el avión a Estados Unidos, donde pasó un proceso de mantenimiento de 1,7 millones de dólares y durante 19 meses se ha buscado, sin suerte, a algún comprador.

Ante las dificultades para venderlo López Obrador planteó un sorteo público para deshacerse de la aeronave, pero acabó rectificando y convocó una rifa con un premio equivalente al del avión.

Tasado por la ONU en 130 millones de dólares, el avión ha regresado ahora a México con dos ofertas de compra encima de la mesa, una de las cuales ya depositó un avance de un millón de dólares, según el Gobierno.

A pesar del secretismo que rodea el proceso de venta, las autoridades informaron que uno de los interesados ofrece pagar la mitad en efectivo y la otra mitad en material de la salud contra la pandemia de COVID-19, mientras que el segundo ofrece un pago total en efectivo.

De concretarse, la aeronave se convertiría en el avión presidencial que no tenía Obama, ni Trump ni tampoco López Obrador.

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