El Plan de Negocios de Pemex, los comentarios del Sector Financiero y propuestas alternativas

Foto: Alejandro Meléndez

Por Arturo Huerta González

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 30 de julio de 2019.- El Plan de Negocios que presentó el Gobierno a favor de Pemex, plantea reducir la carga tributaria, y ampliar las aportaciones de capital para que la empresa pueda invertir en los próximos tres años. Con dicho Plan, el gobierno pretende aumentar la producción y las exportaciones petroleras. Pasar de una producción de 1.7 millones de barriles diarios actuales, a 2.7 millones para el 2024.

El sector financiero, representados por BBVA, considera que la reducción de la carga tributaria a Pemex, aumentará el déficit fiscal y llevará a que las calificadoras le bajen el grado crediticio al gobierno, a no ser que éste realice una reforma tributaria para allegarse de recursos, para compensar la disminución de impuestos a Pemex y evitar el déficit fiscal.

Tal planteamiento convencional se inscribe en la concepción teórica de que el gobierno debe trabajar con equilibrio fiscal, ya que consideran que el déficit es malo, porque para ellos genera presiones inflacionarias e incrementa la deuda. Esta posición teórica está equivocada. No tiene cabida en un contexto donde la economía tiene capacidad productiva ociosa, alto desempleo y un alto potencial de crecimiento. Los economistas convencionales deben analizar y evaluar la política fiscal (la política de ingreso-gasto del gobierno) en torno a su impacto sobre la actividad económica y no por si tiene equilibrio o déficit o alta deuda. Si el mayor gasto público  impacta positivamente sobre el desarrollo de Pemex y de la economía, dicha expansión del gasto, no generaría efectos inflacionarios, ni mayor deuda, pues el crecimiento económico aumentará el ingreso del gobierno y mejorará las finanzas públicas y la capacidad de pago de su deuda.

La institución financiera antes señalada (BBVA), considera que “la probabilidad de lograr incrementos significativos en la producción petrolera en tan corto plazo, aún sigue siendo baja”. La calificadora Moody’s señala que el apoyo del gobierno a Pemex es insuficiente y que se requiere de mayor inversión para remplazar la caída en las reservas. Por lo que el riesgo de reducción de la calificación sigue estando presente. El sector financiero se pronuncia porque se recurra a modelos de negocio e inversión donde se incorpore al sector privado. Es decir, están por la privatización del sector energético y además señalan que Pemex “comparta no solamente el riesgo exploratorio, sino también el riesgo de inversión”. Es decir, que si en tales inversiones de exploración realizadas por el sector privado no encuentran petróleo, el gobierno asuma las pérdidas. ¡Bonito negocio para el sector privado!. Hay que señalar que el gobierno no requiere de la inversión del sector privado en el sector energético, pues éste es altamente productivo y rentable, y no tiene porque compartir dicha riqueza con ellos. El gobierno puede gastar a favor de Pemex y la CFE sin necesidad de pedir prestado, debido a que rápidamente aumentaría la producción y las exportaciones (en el caso de Pemex), y ello no generará inflación, ni presiones negativas sobre el sector externo. Por lo tanto, el gobierno debería de invertir más en Pemex y la CFE para potenciar su producción y frenar la privatización en tales sectores, y no subordinarse a las limitaciones que las calificadoras y el sector financiero le imponen.

Un gobierno que no controla la moneda, requiere de impuestos para financiar su gasto. El gobierno mexicano, a pesar de la autonomía del banco central, tiene relación permanente con el banco central y trabaja con tipo de cambio flexible. Es decir, tiene un manejo soberano de su moneda. Por ello, puede incrementar el gasto a favor de lo productivo, del empleo y de todo lo que se adquiera en su propia moneda. El gasto deficitario a favor de Pemex no tiene que ser compensado por mayor deuda ni con mayores impuestos, debido a que -como se dijo anteriormente- no generaría inflación. En consecuencia, cuando la economía enfrenta rezagos productivos, alto desempleo y bajo crecimiento económico -como es el caso de México-, no hay razón alguna para trabajar con equilibrio fiscal. De proseguir la disciplina fiscal, para ser bien vistos por las calificadoras y el sector financiero, la economía no tendrá condiciones para retomar el crecimiento ni para mejorar la distribución del ingreso.

Dada la problemática que enfrentamos, es indispensable un mayor gasto público para enfrentar los fuertes requerimientos de inversión que demanda Pemex, la CFE, el sector manufacturero y agrícola.

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