Periodistas Unidos. Ciudad de México. 21 de noviembre de 2024.- El golpismo siempre tiene consecuencias inesperadas. No podía ser diferente con la reforma al Poder Judicial, un amplio muestrario de improvisaciones dolosas, intolerancia, ridiculeces, errores y lo que se acumule esta semana.
Al Señor del Gran Poder y a sus lamesuelas puede importarles poco el costo de sus ocurrencias, pero ahora que está en sus inicios un sexenio, gastar miles de millones de pesos en la elección de jueces hundirá más las decaídas finanzas que le heredó López Obrador a Claudia Sheinbaum.
El Instituto Nacional Electoral, encargado de organizar el proceso judicial, calculó que éste costaría 13 mil 205 millones, ante lo cual el Poder Legislativo, dependiente del Ejecutivo del sexenio anterior, puso el grito en el cielo, pues, evidentemente, es mucho dinero y no está el horno presupuestario para bollos.
La contraoferta de la Cámara de Diputados suma ocho mil 802 millones, que no son precisamente corcholatas, pero que fue el costo de las elecciones del pasado mes de junio, cuando los mexicanos elegimos Presidenta de la República, senadores y diputados (no a todos, pues la bancada de Morena se adjudicó ilegalmente decenas de legisladores de representación proporcional y otros que estaban a la venta hasta sumar 70% de las curules, pese a que obtuvo menos del 54% de los votos). Tramposones los muchachos.
El hecho es que la presidenta del INE, señora Guadalupe Taddei, que para eso está, aceptó revisar el monto solicitado, del cual, por cierto, mil millones de pesos eran para repartirlos entre quienes participarán en la realización de esos comicios de pacotilla. Pero ya se verá en qué cantidad se ponen de acuerdo el INE y los legisladores.
Un factor adicional es que se han presentado no pocos amparos ante la ilegalidad de la elección, pero los integrantes de la Sala Superior del Tribunal Electoral y del propio INE, simplemente, se tapan sus orejitas como si las leyes fueran mero adorno y poco importara que las reformas constitucionales choquen con otras disposiciones de la misma Carta Magna.
Pero lo ridículo de ese entreguismo ante las órdenes del tlatoani es que, hasta el pasado día 16, se habían inscrito como solicitantes de chamba 2,378 aspirantes a jueces, de los cuales, hasta ese día, sólo cumplían con todos los requisitos 39 candidatos, o 135, de acuerdo con otra versión. Sí, 39 o 135 para elegir a los cinco mil 410 juzgadores requeridos.
Evidentemente, con tales cifras, la elección camina derechito al desastre, lo que el complaciente Arturo Zaldívar atribuye a que algunos jueces y magistrados “tienen un poco amenazados a los empleados y trabajadores”, según le dijo el exministro de la Corte a Ciro Gómez Leyva.
El diario Reforma, en su columna Templo Mayor, dice que en el gobierno federal “están tomando medidas muy cuestionables para hacerle frente al déficit de solicitantes en la judicatura, para lo cual “alguien de arriba” ordenó registrar a candidatos que ni siquiera han solicitado su inscripción entre los aspirantes.
La presión está dirigida, sobre todo, a los gobernadores morenistas, porque colegios de abogados y cámaras empresariales recomiendan a los abogados no participar en un proceso al que tachan de “vergüenza política”. Otro factor del desánimo es que quienes lleguen a ocupar un cargo en la judicatura, si tienen algún problema con los criminales, no contarán con apoyo oficial, pues con el país hundido en la inseguridad nadie puede garantizar su integridad física.
Por supuesto, ya sonaron las alarmas en Morena y ayer debió ser instalada la comisión encargada de sacar el buey de la barranca, porque el primero de junio próximo deberá estar todo listo. El diario La Jornada, al que no se le puede acusar de conservador, neoliberal ni fifí, publicó que esta semana habrá “una importante renuncia y posiblemente cambios derivados de ello en la Junta General Ejecutiva, la médula administrativa y jurídica del instituto” (el INE), algo que puede alterar el sueño de todo cuatrotero.
Aun así, hay suficiente tiempo para que la elección se consume en condiciones más o menos regulares, pero con el INE en la bolsa y sin contrapesos ante las locuras y trampas de Morena, a ver quién les cree sus resultados.