Futbol mexicano: ciegos y tuertos
Foto: Ricardo Pérez / Quien
- En aprietos telepatria, Televisa y Tv Azteca
- Fox paga mejor a clubes derechos de transmisión
- Cerca de 80 contaminados por Covid 19, entre mujeres y hombres de Liga MX
- Antes de arrancar el torneo Copa Por México, el pasado fin de semana
Por Jesús Yáñez Orozco
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 07 de julio de 2020.- Pandémico Covid 19 acabó de desnudar la miseria humana y deportiva de los tiránicos zares del balón en México. Sin rubor, comenzó a rodar la pelota el pasado fin de semana, contra toda lógica y sentido común, atenazada por la telapatria –que hace 70 años gobierna la conciencia de un pueblo de 130 millones –, para resarcir las pérdidas en sus obesas arcas por el parón de tres meses.
Y donde vale poco o nada la vida de los deportistas. Al fin y al cabo son “esclavos”, como los llamó Hugo Sánchez, pentapichichi, en 1993. Antes del arranque del eufemístico “minitorneo” –una suerte de cascaritas o fulbito–, había cerca de 80 contaminados por coronavirus en el futbol profesional mexicano, entre hombres y mujeres, según versiones periodísticas.
Por eso, previo a la reapertura oficial del Apertura 2020, el próximo 24 de julio, la Liga MX, encabezada por Enrique Bonilla, inventó un soporífero torneo patito. O como titula, son sorna, el diario La Jornada en su columna semanal, que publica hoy, sobre el acontecer del balompié nacional: Interescuadras en la pantalla chica. O “caja idiota”, llaman algunos sociólogos.
Participan ocho de los 18 clubes del máximo circuito. En el Estadio Akron, de Guadalajara, jugarán Chivas, Tigres, Atlas y el nuevo club, Mazatlán FC –antes Morelia–; mientras que en el otro grupo, todos los partidos se disputarán en el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria. América, Cruz Azul, Pumas y Toluca.
Y tan urge dinero a los dueños de la pelota, que hasta el anuncio del calendario implica un programa de televisión con su respectiva andanada de patrocinios. Salivan por comercializar absolutamente todo. No tiene límite su ambición despedida de dinero.
Incluido el polémico VAR, “así que quizá no tardaremos en ver a los silbantes con indumentaria de piloto de Fórmula 1” –tachonado de publicidad–, sostiene, ácido, el diario.
La Liga Mx está dividida entre las televisoras. Por eso, el duopolio –Televisa, propiedad de Emilio Azcárraga Jean, y TV-Azteca, de Ricarro Salinas Pliego, segundo hombre más rico de México, con una fortuna cercana a los 12 mil millones de dólares, empresario consentido del Presidente de México– debió compactarse con fuerza para hacer férreo contrapeso a las cadenas internacionales.
Sobre todo Fox Sport, que paga mucho mejor los derechos de transmisión y que, también, lanzará su torneo de pretemporada, cuadrangular. Así que Azcárraga compartirá con Salinas los partidos de Atlas, Bravos y Rayos.
Analiza el diario:
En el torneíto, llamado Copa por México se mueven más rápido los anuncios publicitarios que los rígidos jugadores… Al menos en el primer tiempo, porque después se empareja la cosa; ocurre una danza de hasta 11 cambios por equipo, lo que convence de que, en sentido estricto, se trata de meros partidos interescuadras llevados a la pantalla chica, donde el protocolo de sanidad ha quedado maltrecho.
El sacrificio de los equipos participantes es para capitalizar al duopolio televisivo, que en el círculo vicioso requiere dinero para pagar, a su vez, a esos mismos clubes los derechos de transmisión de una Liga “cuya calidad va de mal en peor”, añade el periódico.
Sin embargo, ironiza, hay que celebrar que el balón volvió a rodar, sin importar que la cuarentena se rompió en total desafío al coronavirus, con semáforo naranja tirando a rojo.
Desde la óptica de Marlene Santos –quien firma la columna Jornada Semanal del mencionado diario–, hubo hasta conatos de bronca, empellones, gritos e insultos, así pasó en los choques entre Pumas-Cruz Azul y Chivas-Atlas, donde la sana distancia fue ignorada al fragor de las patadas, burlas y añejas rivalidades.
Más bien, parecía función de lucha libre.
Fuera de la cancha, los participantes –futbolísticamente correctos– opinaron que el protocolo resultó adecuado, sin embargo, los primeros en dar mal uso al cubrebocas fueron los siempre nerviosos estrategas.
Lamentable, tercermundista, espectáculo de siempre.
De inmediato se pudo vislumbrar qué espera en el Apertura 2020, el próximo 24 de julio. En tierra de ciegos el tuerto es rey, advierte la reportera.
Así que América, Tigres, Cruz Azul y Chivas son parte de ese puñado de clubes que irán como en caballo de hacienda con un poco de esfuerzo. O, de plano, se pueden echar a la hamaca la mitad del torneo sin perder la etiqueta de firmes candidatos al cetro.
Más con el polémico repechaje. Donde el peor equipo del torneo podría resultar campeón. Veleidades que caracterizan la irredenta medianía del futbol local.
El brote de Covid-19 en La Máquina –que hace 23 años no gana un título de liga– orilló a Dante Siboldi a lanzar a la cancha a jugadores de fuerzas básicas. Jóvenes talentosos, ansiosos de hacer derroche de su mejor repertorio.
Una lástima que el técnico uruguayo haya decidido, para el complemento, ingresar a algunos de los recuperados de la pandemia, los habituales, entre ellos su consentido y paisano, Jonathan Rodríguez.
Pumas, tan raquítico en lo deportivo como en sus finanzas. Desdichada tarea que le tocó a Jesús Ramírez, director deportivo: erigir un equipo competitivo, pero barato, algo que ronde en el milagro, opina Santos. Gatitos, cada vez más indignos representantes de la UNAM.
Ya van ganando con la llegada del portero Alfredo Talavera, a quien hacía falta cambiar de aires, y la mejor noticia para la directiva auriazul es que Toluca pagará parte del sueldo del guardameta, pero en el partido ante Cruz Azul los universitarios dieron pena ajena: cayeron 4-1.
A las Chivas se les notó la semana adicional de trabajo. Junto con León fueron de los primeros en retornar a la actividad. Su rival en turno fue un Atlas –con sólo un título de liga en sus alforjas en 103 años de historia– cuyos dueños siempre priorizan el negocio, volverá a ser transmitido por Televisa. Y, de paso, adquirió al ecuatoriano Renato Ibarra.
Pero el discurso del timonel Rafael Puente sonó a pretextos:promete más de lo mismo.
Alejandro Irarragorri –presidente de Grupo Orlegui, dueño de Atlas y Santos, incondicional de Televisa– puso en acción su peculiar olfato para sacar ventaja. No importa que en el pasado haya echado a Rubén Omar Romano del timón de Santos por hacer señales a la tribuna que ofendieron el pudor y buenas conciencias.
Las poses moralinas están sepultadas, así como el prestigio maltrecho de Ibarra por agredir a su esposa; había que aprovechar la ganga y se hizo, remata Marlene Santos.
Invidentes zares del balón, a veces, tuertos.