Por Humberto Musacchio
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 07 de enero de 2024.- Para empezar el año, se nos fueron la querida Miriam Molina, el poeta Joaquín-Armando Chacón, José Ávila, cofundador de Los Folkloristas, y el actorazo Emilio Echevarría. Miriam, a quien veíamos siempre optimista, fue una mujer de trabajo. Directora del Museo Carrillo Gil en los primeros años de esa institución, gran promotora de las artes plásticas, infatigable mujer que en 2015 se encargó de la museografía del MACAY, el Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán. Lamentablemente, las enfermedades no perdonan y la querida Miriam afrontó durante meses un mal que finalmente nos la arrebató. Pero aún en la desgracia puede haber cosas bellas. Fue su caso, pues hospitalizada mostró su entereza para afrontar los hechos: “No me van a intubar –dijo a su familia–. Es mi vida y yo decido hasta cuándo”, si los medicamentos no funcionan “me voy a mi casa a morir”. Y se fue, para quedarse entre quienes la admiramos. Nuestro pésame a su hijo, el colega Juan Pablo Becerra-Acosta.
Joaquín-Armando Chacón
Sincero, directo, cordial como buen chihuahuense, Joaquín-Armando Chacón (1944-2025) estudió contaduría y administración de empresas, pero después escuchó el llamado de las musas y se inscribió en la Escuela de Arte Teatral del INBA. Su vida multifacética lo llevó a ser boxeador, actor, guionista de televisión y cine, reseñista de libros, editor de publicaciones literarias y sobre todo autor. Escribió el argumento de La otra ciudad, película realizada por Sergio Véjar y que obtuvo segundo lugar en el Concurso de Cine Experimental de 1967 y la Vela de Plata en el Festival de Venecia (1968). Fue director de la revista Punto de Vida y colaboró en varias publicaciones. Autor de poesía, dramaturgia, una autobiografía, cuatro volúmenes de cuento y de novelas memorables, como El recuento de los daños, con la que obtuvo en 1987 los premios Novedades-Diana y Tomás Valles. Un talento múltiple el suyo.
Ávila, de Los Folkloristas
Permanente enamorado de la música latinoamericana, José Ávila dejó esta vida para irse a cantar en las alturas. A mediados de los años 60, en el Chez Negro, el café cantante del inolvidable Negro Ojeda, éste invitó a los hermanos Ávila, a René Villanueva y Gerardo Tamez a formar el grupo que conocemos como Los Folkloristas, inicialmente bajo la dirección del propio Ojeda y después con una dirección colectiva donde destacaron René y Pepe, como le decían sus compañeros a José. Ambos participaron activamente en los arreglos e interpretaciones, pero fue René quien manejó Discos Pueblo, la empresa grabadora que fundó el conjunto, en tanto que Ávila se entregó por completo a la música. El Negro se retiró pronto del grupo y siguió su carrera de solista. Los demás, con algunas defecciones y las inevitables diferencias, continuaron con giras y presentaciones en numerosos países. José Ávila era el único sobreviviente de los fundadores, y ahora resta esperar que quienes integran esa formidable tropa sigan adelante para honrar la memoria de esos músicos que tanto le dieron a México y a nuestra América.