El desastre de Pemex

Por Humberto Musacchio

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 06 de diciembre de 2024.- Petrogesa, compañía de Gerardo Sánchez Zumaya, recibió de Pemex contratos por 15 mil millones de pesos entre 2021 y 2024. El tipo es dueño o socio de 17 empresas que realizan operaciones entre sí y con otras tres firmas con base en Estados Unidos, la mayoría con domicilio en zonas que no son de oficinas. Todas ellas emiten facturas a las empresas donde tienen participación el tal Zumaya o sus parientes, fórmula frecuente para eludir impuestos.

El pasado 5 de noviembre, el representante de un grupo de empresas, las que se consideran dañadas por competencia desleal, presentó una denuncia formal contra Petrogesa y alertó a Pemex sobre irregularidades e, incluso, por probable robo hormiga de materias primas, y aunque el joven Zumaya suele presumir sus relaciones con altos funcionarios, como Adán Augusto López, por lo pronto ya se amparó en busca de protección.

Ante las acusaciones, la presidenta Claudia Sheinbaum declaró: “No vamos a solapar ningún acto de corrupción, ninguno”, pero exigió que se presenten pruebas de los actos ilícitos, porque, agregó, “hay muchas noticias que quieren acosar a alguien cuando en realidad no hay nada de fondo, para poder dañar a la Cuarta Transformación”. Sin embargo, la investigación corresponde a las autoridades, especialmente al SAT, que tiene o debe tener los registros de las sospechosas operaciones de las empresas de Zumaya.

Por si hiciera falta, no son los “neoliberales y conservadores” quienes acusan a Zumaya de esos trastupijes, sino una organización que forma parte de la llamada Cuarta Transformación: el Partido Verde Ecologista de México, que acusa al multicitado empresario de “posible lavado de dinero y defraudación fiscal”. Sorprende que el PVEM, con su larguísima cola pisable, sea la parte acusadora, pero así andan las broncas entre Morena y sus compinches.

Por supuesto, dentro de la religión cuatroteísta no faltarán ingenuos que de veras crean que todo es un infundio de los enemigos de Ya Saben Quién, pero lo cierto es que las irregularidades se acumulan en la empresa petrolera, cuyo manejo financiero la tiene muy cerca de la quiebra, pese a que el gobierno federal, en este sexenio y el anterior, ha destinado inmensas sumas dizque para su rehabilitación.

Son varias las razones de la crisis que afecta a Pemex. El boom petrolero del sexenio de López Portillo acabó, como todos recordamos, en un completo desastre para la empresa petrolera y para los mexicanos, pues hizo polvo los salarios y propició una carestía sin precedente desde la Revolución, con tasas anuales de inflación superiores al ciento por ciento, la que llevó a un tipo de cambio superior a tres mil pesos por dólar.

En los sexenios del neoliberalismo se sometió a la paraestatal a un régimen depredador que incluyó altos impuestos, abandono de las instalaciones, la corrupción de siempre, el favoritismo cómplice con el sindicato charro y la permisividad ante el huachicoleo, varias causas que siguen vigentes.

A lo anterior hay que agregar la absurda decisión del antecesor de Claudia Sheinbaum de nombrar a un agrónomo como director de Pemex, la improductividad de los yacimientos y una política financiera desastrosa, además del notorio favoritismo hacia el sindicalismo charro.

Como resultado, Pemex se dedica a abrir hoyos, no para sacar petróleo, sino para tapar algunos de sus muchos agujeros. La deuda con los proveedores ya es superior a los 400 mil millones de pesos, a los que cada mes se agregan 25 mil millones más, lo que afecta principalmente a las medianas y pequeñas empresas, por lo que muchas de ellas ya fueron a la quiebra.

Sin embargo, lo peor se localiza en la deuda total de la petrolera, que, según el diario español El País, supera los cien mil millones de dólares, pese a que el gobierno de López Obrador hizo aportes de miles de millones de pesos para salvarla. El gobierno actual ha decidido seguir la misma ruta del anterior e, incluso, premió con otro cargo público al director de la empresa del sexenio anterior.

La muy ineficiente gestión de López Obrador no puede ser continuada en el presente sexenio, pues el resultado será la quiebra total de las finanzas públicas y el pueblo mexicano, no su clase política, habrá de pagar las consecuencias. Ojalá se entienda.

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