Periodistas Unidos. Ciudad de México. 01 de febrero de 2022.- Gracias a la benevolencia del doctor Enrique Graue, ahora Jorge Volpi podrá dedicarse –de tiempo casi completo– a sus libros y sus artículos en Reforma, y lo podrá hacer sin dejar al garete la Coordinación de Difusión Cultural, pues al parecer tomará un avión a Madrid, donde podrá seguir cultivando su vocación aeronáutica, esta vez al frente del Centro de Estudios Mexicanos. Durante la gestión volpista se desarrollaron –dicen– miles de actividades, de las cuales sólo se recordarán algunas, como la Feria del Libro y la Rosa, creación del gran Joaquín Díez-Canedo, o la colección bibliográfica Vindictas, que encabezó con brillantez Socorro Venegas, directora de Publicaciones. Quedan recuerdos menos gratos de la (con)gestión volpiana, como el intento de suprimir el Taller Coreográfico de la UNAM, lo que se evitó por una oportuna movilización de sus integrantes y del público que siguió durante años el trabajo de Gloria Contreras. En venganza, Volpi nombró director a un individuo ajeno a la compañía y a la UNAM. En fin, poco que festejar.
El reto de Rosa Beltrán
Funcionaria de Difusión Cultural de la UNAM desde hace varias décadas, llega a coordinar esa área Rosa Beltrán, quien tendrá que poner a trabajar a los sindicalizados, hacer milagros con un presupuesto exiguo para las múltiples y enormes tareas de Difusión Cultural y ordenar el enredado y oneroso desbarajuste burocrático que deja su antecesor, y todo lo tendrá que hacer cuando todavía no termina la pesadilla de covid. Tarea urgente, aunque ciertamente difícil será sacudirse herencias indeseables, no sólo personas que gozaban de privilegios como viajes, viáticos y otras ventajas, sino también proyectos fallidos pero que le costaron un dineral a la casa de estudios. De primera importancia será suprimir la invendible colección de libros colectivos, mero instrumento de relaciones públicas, que usurpó el nombre y el prestigio de la Revista de la Universidad, que viene de una tradición con momentos brillantísimos que deben rescatarse. En fin, que trabajo hay mucho y no pocos obstáculos. Habrá que desearle suerte a la querida Rosa Beltrán.
Adiós a Ruy Pérez Tamayo
Fue un científico eminentísimo, pero muchos lo recordamos como uno de nuestros grandes humanistas. Mexicano por los cuatro costados, no faltó quien lo considerara extranjero, cuando en realidad era universal por sus saberes y su visión del mundo y sus habitantes. Su cuantiosa producción intelectual dista de ser evaluada con precisión, pues, según Reforma, es autor de 33 libros y más de 170 artículos en revistas arbitradas o, bien, 87 libros y más de 150 artículos científicos, de acuerdo con La Jornada. Melómano, deportista, estudioso del idioma, orientador de vocaciones, hombre laborioso, pulcro escritor, Pérez Tamayo era, es y será inabarcable por sus múltiples talentos e intereses. Fue la clase de persona que siempre está ahí, pero con su omnipresencia nos hacía olvidar que era humano y que algún día inevitablemente iba a morir. Y sí, falleció físicamente a los 97 años, pero seguirá vivo mientras exista alguien que lea sus libros y decida transitar por uno o más de los caminos que él siguió.
Breviario…
Al Anahuacalli y a la casa de Frida Kahlo les cortaron la luz por no pagarla, pese a que tal indolencia dejó sin control de humedad y temperatura las valiosas colecciones que ahí se resguardan. Desde que salió Hilda Trujillo de la dirección de esas instituciones, no se ha nombrado sucesor o sucesora y todo está a cargo de administradores sin conocimiento ni sensibilidad. @@@ A los 81 años de edad murió Jorge Mansilla Torres, el muy estimado Coco Manto, quien fuera embajador de Bolivia en México, articulista de El Día, Excélsior y otras publicaciones; poeta, autor de varios libros y Premio de Literatura Efraín Huerta.