Alito, el del PRI, es el traidor designado

Por Gregorio Ortega

  • Nunca es importante si el traidor muere por mano propia, por la de los que lo contrataron, o por la de sus seguidores

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 25 de junio de 2021.- La traición tiene el rostro de Jano. Social y moralmente condenable, es históricamente necesaria. El Cristo sin Judas no sería el hijo de Dios ni fundador de su religión, el cristianismo, mucho menos pieza fundamental de la Iglesia Católica.

Hay traiciones célebres en la historia y la literatura; en los amores y otro tipo de afectos siempre anida el hálito del engaño. Pienso en Julio César y la manera en que Enrique VIII pone el cuerno a sus mujeres; la señora Bovary, Otelo, don Juan hacen escuela, incluso el día de hoy.

En política traicionar es un acto reflejo; los diputados “chapulines” en realidad son unos chaqueteros traidores. Cuando Francisco José Paoli Bolio decide pararse a mear, en realidad aspira a disfrazar un acto de traición, humedecer su conciencia en sus orines. Muchos otros pasan desapercibidos, porque la velocidad de la toma de decisiones así lo exige.

Creo que el desenlace lógico de la actividad política de Alejandro Moreno es traicionar al PRI, a México, a él mismo y a su familia. Desea figurar, como el Iscariote, o quizá nada más llegar a los límites de Pedro, y negar tres veces su responsabilidad con su patria (si sabe lo que es y significa) y sus hijos, pero no a sus bolsillos.

Judas supuso que el arresto de Jesús facilitaría que, al fin, se decidiera a asumir su función de mesías y caudillo, nunca imaginó (es una suposición) que lo sentenciaran a muerte, y a una muerte de cruz.

¿Qué espera Alejandro Moreno de su claudicación? ¿Supone que la 4T alumbrará un México nuevo, renovado, igualitario, en el que el ebionismo de López Obrador facilitará el milagro? ¿Piensa en el destino de sus hijos, porque no es lo mismo tener un padre traicionero que uno convertido en referente político?

La otra vertiente de esta manera de hacer política y servirse de las debilidades humanas, es que MORENA y su líder y presidente de México, están urgidos de un buen número de traidores, porque de otra manera no podrán concretar el cambio del rostro de México, que puede llegar a parecerse al de Polonia ocupada, o al de Francia liberada, pues en realidad no sabemos si lo que busca AMLO no es un renacimiento, con todo y los dolores del parto.

Sin embargo, la gorra de los militares hace sombra, sus botas ensordecen al hacerse presentes en los silenciosos salones del poder, como las de Eufemio Zapata cuando, como mayordomo encargado, hizo el recorrido de honor al presidente de la Convención, Eulalio Gutiérrez. La justicia que anheló Judas para el movimiento religioso de su maestro, debió ser ejecutada por los centuriones, la soldadesca que se rifó los vestidos del Señor.

Nunca es importante si el traidor muere por mano propia, por la de los que lo contrataron, o por la de sus seguidores.

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