Engels y la ciudad del capital

Por Román Munguía Huato

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 14 de diciembre de 2020.- La importancia del texto La situación de la clase obrera en Inglaterra (1) de Federico Engels (1820-1895) guarda, como todas las obras clásicas marxistas, una relevante consideración para la comprensión de la génesis y del desarrollo histórico del marxismo, entendido este tanto en un plano teórico como político, que son inseparables; además, el texto permite entender el nacimiento y consolidación del capitalismo y, principalmente, las consecuencias sociales a que da lugar la explotación de la clase obrera por la burguesía.

Los comentarios al capítulo “Las grandes ciudades” del texto Engels tienen el propósito de rescatar aquella parte del pensamiento marxista que se refiera directa o indirectamente al análisis de la cuestión urbana.

La necesidad de la lectura o relectura de la obra elaborada por Marx y Engels acerca de los problemas de la ciudad capitalista surge no solo porque la hayan escrito los fundadores del socialismo científico, sino principalmente porque en la actualidad cualquier estudio que se reclame del marxismo y sus fundamentos, que pretenda ser serio y riguroso para analizar y comprender científicamente las contradicciones sociales y la naturaleza del proceso urbano dentro del capitalismo, inevitablemente tendrá que partir de los elementos básicos teóricos que establecen los textos clásicos, porque las obras del pensamiento marxista siguen demostrando su validez científica para la comprensión del mundo capitalista contemporáneo, debido a que, hasta el momento, los rasgos estructurales y las leyes generales del funcionamiento social del capitalismo no se han modificado en esencia.

Cuando Engels escribe La situación de la clase obrera en Inglaterra tiene apenas 24 años de edad –el libro se publica en 1845–, el mismo dirá en el prefacio a la edición de 1892 que los planteamientos ahí expuestos no representan al marxismo en su forma acabada sino mas bien “una de las fases de su desarrollo embrionario” y que, para una caracterización mas precisa y un estudio más completo del desarrollo del capitalismo industrial, será necesario referirse a El capital. Cuando Engels elabora su texto solo en dos ocasiones había visto a Marx, la primera de ellas en Colonia en 1842 y la segunda en París en 1844; esto permite entender el carácter incompleto del análisis marxista. Sin embargo, es la lectura de La situación… lo que conduce a Marx a encausar los análisis sociales partiendo de un estudio sistemático de las cuestiones económicas, por tanto la influencia de Engels revoluciona el pensamiento de Marx en su famoso Prologo de 1859, donde sintetiza la concepción materialista de la historia y el cómo llego a ella.

Además a La situación… le precedió un libro que es  la contribución original de Engels a la génesis del marxismo porque analiza críticamente la economía de la sociedad capitalista: Estudios críticos sobre la economía nacional. Así pues, La situación… es una de las primeras grandes obras marxistas, que junto a las Tesis sobre Feuerbach (1845) inaugura la construcción del pensamiento científico revolucionario del marxismo.

Engels comenta en el prefacio de La situación… los intereses y objetivos que le llevaron a escribirla. Parte de la premisa de que para el movimiento revolucionario obrero “es una necesidad absoluta el conocimiento de las condiciones de vida del proletariado si se (quiere) asegurar un fundamento sólido para las teorías socialistas… es el conocimiento de los hechos de este problema, una imperiosa necesidad para los socialistas y comunistas alemanes”. Expresa también, en la dedicatoria del libro, que llega a la misma conclusión que las clases obreras de Gran Bretaña: “ustedes los obreros –dice Engels– tienen toda la razón de no esperar de la burguesía ninguna ayuda. Sus intereses –los de la burguesía– y los vuestros son diametralmente opuestos, aunque trate de afirmar lo contrario y quiera haceros creer que siente por vuestra suerte la mayor simpatía. Sus actos desmientan sus palabras”. Agrega que espera “haber aportado suficientes pruebas de que la burguesía –pese a todo lo que se complace afirmar– no persigue otro fin en realidad que el de enriquecerse con el trabajo de la clase obrera, mientras pueda vender el producto de la misma, y de dejarla morir de hambre, desde el momento en que ya no pueda sacar mas provecho de este comercio indirecto de carne humana”.

Si bien Engels trata de describir las condiciones sociales infrahumanas a las que arroja el capital a la clase obrera, se preocupa también por explicar las determinaciones que originaron esa situación miserable del proletariado; mas aun, Engels intenta exponer cuales fueron las fuerzas económicas del desarrollo histórico de la revolución industrial en el capitalismo y como, por un lado, el proceso de las relaciones económicas conforma una clase social monopolizadora de todos los medios de subsistencia, y, por otro lado, el producto inevitable, la encarnación propia del trabajo mercantilizado: el proletariado, clase social sin la cual –lo que manifiesta Engels en el libro- no se sostendrá ni la burguesía ni la sociedad capitalista, porque es la productora de la riqueza y puede prescindir de la burguesía para la su existencia y, por tanto, el propio capitalismo, que le carga a los trabajadores todos sus males.

El producto histórico–social del capitalismo, la clase obrera, es mostrado por Engels con la óptica de visión marxista incipiente porque todavía porque todavía no tenía claro, en ese momento, el papel de la lucha de clases en la historia, es decir, como una clase era capaz de organizarse y crear un movimiento social posible de liquidar al capitalismo; no hay que olvidar que cuando escribió La situación…, el Cartismo –movimiento obrero inglés– había realizado fuertes combates clasistas. Engels expreso que “es la situación de la clase obrera la base real de donde han surgido los movimientos sociales actuales, ya que es al mismo tiempo el punto extremo y la manifestación mas visible de la desdichada situación social presente”(2).

Con ello Engels quería demostrar que si a eso conducían las leyes férreas de la maquinaria económica capitalista, en cuanto a la miseria de loas obreros, mientras exista el capital, era inevitable la conformación de movimientos proletarios capaces de echar a la tumba a quienes han obligado a cavarla.

Cuando Engels dice que “los primeros proletarios pertenecían a la industria y fueron directamente engendrados en ella”, plantea que el desarrollo del capitalismo industrial determina efectos sociales, políticos y económicos, pero que es el movimiento obrero en particular el resultado esencial de dicho desarrollo. El texto constituye la primera iniciativa de importancia para aplicar el método marxista, el análisis de la sociedad. De hecho, el primer planteamiento teórico marxista elaborado se encontrará en La Ideología Alemana (1845-1846), pese a que Marx, en su Prologo, dijera que, “la primera obra científica había sido Miseria de la filosofía (1847)”.

Para Engels el punto de partida histórico al desarrollo del capitalismo es la revolución industrial, y, por ende, el proletariado; este proceso de industrialización ocasionaba también un gigantesco proceso de polarización y concentración económico y social cuya consecuencia principal era la constitución de una burguesía cada vez más limitada de capitalistas crecientemente poderosos, mientras que por otro lado el proletariado se configuraba en una enorme masa y la sociedad expresaba mas su desarrollo urbano.

El capitulo de “las grandes ciudades” trata fundamentalmente sobre las condiciones sociales imperantes en las que vive la clase obrera; el alcance de la descripción alcanza niveles literarios dignos de los mejores escritores que retrataron fielmente la época iglesia y la vida del proletariado: Charles Dickens en Tiempos difíciles, Thomas Carlyle, etc. Sin embargo, Engels, mas que describir la mísera situación social en la que “vive” el proletariado trata de demostrar que esas pésimas condiciones del obrero se deben principalmente a las determinaciones sociales del capitalismo, ya que la naturaleza social de este tipo de vida infrahumana es parte inherente e imprescindible en la sociedad burguesa, pero no lo ve como un mal social generado por la propia burguesía, su explicación fundamental se halla en las mismas leyes económicas del capital social.

Engels plantea que estas leyes económicas son las que van exigiendo y generando toda una serie de condiciones objetivas para el desarrollo del capitalismo industrial, y que una de las condiciones materiales del proceso se sostiene en los lugares más característicos de la producción capitalista: las ciudades. En la situación…, si bien no precisa y define la ley de la acumulación –que más tarde Marx se encargaría de desarrollar y exponer en El capital, capítulo. XXIII–, se encuentra ya embrionaria la formulación de la acumulación capitalista, las condiciones objetivas y sus consecuencias sociales. Señala que frente a la concentración industrial, como una expresión necesaria del capital debe darse una situación antagónica: la concentración de la clase obrera.

En el capitulo “Las grandes ciudades”, muestra los efectos de la industrialización y transformación urbana capitalista; para Engels, mientras más grande es la ciudad capitalista, mayores son las ventajas que ofrece a la producción del capital, a la aglomeración industrial y poblacional, como una condición material que posibilita e impulsa al capitalismo. Menciona también las ventajas económicas en función de la construcción de vías férreas, canales y carreteras, que más tarde Marx denominaría “las condiciones generales a la producción del capital”. Aun cuando Engels no formula exactamente la ley de concentración y centralización del capital, sí esboza que el desarrollo de la industrialización lleva consigo una “tendencia centralizadora” del capital.

“Es en las grandes ciudades –dice Engels– donde la industria y el comercio se desarrollan más perfectamente, por tanto es allí igualmente donde aparecen más claramente y más manifiestamente las consecuencias que ellos tienen para el proletariado. Allí es donde la centralización de bienes ha alcanzado su grado más elevado, allí es donde las condiciones de vida de los buenos viejos tiempos son destruidas más radicalmente”.

En el texto mencionado Engels muestra la influencia que ejerce las urbes sobre la inmensa mayoría compuesta de proletarios. Sin embargo, más que la amplísima descripción de la vida del proletariado, es pertinente referirnos a los planteamientos acerca de las ciudades capitalistas porque para Engels, si bien las ciudades constituyen los lugares más característicos de la producción capitalista, es también en ellas donde se reproducen fielmente las consecuencias sociales deprimentes a las que son arrojados los obreros por el capitalismo. Dice “que lo que es cierto en cuanto a Londres, lo es igualmente respecto de Manchester, Birmingham, Leeds y todas las grandes ciudades. Indiferencia bárbara por todas partes, dureza egoísta de un lado y miseria indecible del otro lado, la guerra social por todas partes… es en esta guerra social, el capital, la propiedad directa o indirecta de las subsistencias y de los medios de producción, el arma con la cual se lucha, como el día, que el pobre sufre todas las desventajas de semejante estado”. Más adelante plantea que todas las grandes ciudades obedecen a las leyes del capital, por tanto expresan las mismas características de la pobreza social. “La miseria de Dublín no tiene ya nada de específica, propia de la ciudad irlandesa, y es por el contrario un rasgo común de todas las grandes ciudades del mundo” (3).

Al considerar Engels las condiciones de la vivienda de la clase obrera, explica que es allí donde se refleja más particularmente su condición social miserable, además de en la alimentación y la salud. Menciona que “toda gran ciudad uno o varios ‘barrios malos’, donde se concentra la clase obrera. Desde luego, es frecuente que la pobreza resida en callejuelas recónditas muy cerca de los palacios de los ricos; pero en general, se le ha asignado un campo aparte donde, escondida de la mirada de las clases más afortunadas, tiene que arreglárselas sola como pueda…, estos ‘barrios malos’ están organizados por todas partes más o menos de la misma manera, hallándose ubicadas las peores viviendas en loa parte más fea de la ciudad… las calles mismas no son habitualmente ni planas ni pavimentadas; son sucias, llenas de detritos vegetales y animales, sin cloacas ni cunetas, pero en cambio sembradas de charcas estancadas y fétidas”.

Como vemos, la descripción que hace Engels de los barrios proletarios es absolutamente contemporánea; basta hacer abstracción del lugar y fecha de su texto para suponer que esta hablando de cualquiera de las grandes ciudades latinoamericanas, así: las favelas, los conventillos, las vecindades (que no son otra cosa que la versión “moderna” de los cottages ingleses), los cinturones de miseria, las rancherías, los tugurios, etc., presentan efectivamente las mismas condiciones relatadas por Engels.

En este sentido, para el marxismo las leyes generales económicas del capitalismo, la ley general de la acumulación capitalista –si bien expresa particularidades en los diferentes países–, marcan toda una tendencia social  a la inevitabilidad de que se constituyan en toda gran ciudad capitalista los “barrios malos” del proletariado, con toda su escuela de problemas sociales por un lado y, por el otro, las grandes residencias fastuosas de la burguesía; es decir, la convivencia de la acumulación de miseria y degradación social y la acumulación de riqueza y lujo. Tal y como decía Marx: así se expresa la ley de la acumulación capitalista.

A lo largo de la historia del pensamiento clásico marxista, se puede constatar que son pocos los textos con referencias directas a los problemas o implicaciones economico-sociales del capitalismo en las ciudades. Libros como La situación de la clase obrera en InglaterraLa ideología alemana y principalmente, Contribución al problema de la vivienda –texto que sigue demostrando su validez científica total–, son los que nos encontramos con esa perspectiva analítica en toda literatura “clásica”. No se le puede reprochar al marxismo clásico no haber elaborado una obra especifica y desarrollada sobre la “cuestión urbana”, puesto que evidentemente ello no era su objeto principal de estudio. Para Marx y Engels lo fundamental era demostrar las leyes generales del funcionamiento de la economía capitalista, “poner al desnudo la ley económica del movimiento de la sociedad capitalista”. Sin embargo, dejando al margen la falta de una obra analítica y de planteos sistemáticos de la ciudad capitalista, lo que podemos afirmar es que en toda la obra económica clásica del marxismo se encuentran referencias indirectas e implícitas sobre el desarrollo urbano, el análisis del proceso económico de Marx y Engels incorpora siempre, aunque en forma indirecta la relación con el análisis territorial.

A pesar de ser un escrito de juventud, el análisis que elabora Engels sobre las grandes ciudades muestra ya reflexiones maduras que permiten comprender las causas que originan no solo el crecimiento de las ciudades y las condiciones miserables de vida del proletariado urbano, sino también, principalmente, los motivos que generan los movimientos reivindicativos de la clase obrera.

Será tres años mas tarde, con la elaboración de El manifiesto comunista, que a Engels le quedará mas claro el papel histórico asignado al proletariado: romper las cadenas de la esclavitud capitalista mediante el poder político en sus manos. La ciudad, al igual que el proletariado, era para Engels producto de la gran industria y, lo que hoy denominamos “problemas urbanos”, no son mas que la manifestación inevitable de las contradicciones sociales propias del régimen imperante. Así pues, encontramos ya en esta obra una incipiente genialidad de Federico Engels para ir descifrando la realidad social y las consecuentes derivaciones de su análisis. Hoy, casi siglo y medio, esta gran obra mantiene su validez científica para el estudio de las grandes ciudades capitalistas.

Notas:

(1) Engels, Federico. La situación de la clase obrera en Inglaterra. Ediciones de cultura popular, La Habana, 1980.

(2) subrayado del autor.

(3) Idem.

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