Avance lento de la justicia

Por Jorge Meléndez Preciado

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 17 de julio de 2022.- El camarógrafo, Vicente González, y el reportero, Alejandro Domínguez, del Grupo Milenio, descubrieron en Washington, Estados Unidos, al ex policía, Raymundo Collins, quien tiene orden de aprehensión por parte de la Fiscalía General de la Ciudad de México, y está reportado ante la Interpol.

El individuo estaba a unas cuadras del Instituto Cultural de México en la capital estadounidense, y cerca de donde se encontraban reunidos Andrés Manuel López Obrador y su comitiva, en su visita a Joe Biden.

Al ser abordado, Collins no se inmutó, más bien invitó a los mencionados compañeros del oficio y a otros reporteros a continuar su camino, según Raymundo, iba a recorrer las calles porque el clima en la ciudad yanqui era “magnífico”, lo que muestra cuando menos dos cuestiones.

Una, que se siente impune no obstante que existe una orden de aprehensión en su contra por el delito de uso ilegal de atribuciones y facultades, el cual se mantiene vigente.

Dos, que la Interpol no sirve para nada, ya que el sujeto aparentemente insistió que vive y realiza diversas actividades en la capital del Imperio del Mundo, la cual debería proteger más a sus habitantes y visitantes.

5050fue subjefe de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, jefe de la Central de Abastos y director del Instituto Nacional de la Vivienda (INVI), donde cometió tropelías y manejos indebidos de los recursos públicos.

Incluso en la gestión como jefe de Gobierno de José Ramón Amieva, mientras su antecesor que protegía a Collins, Miguel Ángel Mancera, buscaba la senaduría que actualmente ostenta, regresaron a Collins a la secretaría de Seguridad, para que hiciera más desvíos de recursos.

Al inquirirle a Raymundo si no tenía miedo de que lo aprehendieran, contestó muy orondo: “La ley es la única que ayuda en los procesos penales… y ella está de mi lado”.

Su nivel de cinismo es elocuente, muy parecido a una gran cantidad de personas señaladas como posibles culpables de innumerables delitos y están en el extranjero, y siguen tan campantes.

Son los casos de Tomás Zerón de Lucio y Andrés Roemer, en Israel; la esposa de Javier Duarte, Karime Macías, en Inglaterra; y Mauricio Toledo, en Chile, a pesar de algunos avances en estos últimos dos asuntos.

Es cierto, después de más de seis años, por fin pudieron hacer que llegara a México el multidelincuente priista, César Duarte, pero su proceso todavía no alcanza las alturas de Luis Videgaray y Alejandro Gutiérrez, este último estuvo detenido por malversación de fondos, pero consiguió su libertad.

En el caso de Raymundo Collins, hubo grupos sociales que se beneficiaron con departamentos y viviendas, las cuales debería haber sido para la gente humilde; las acapararon, empero, incluso sujetos que dicen defender la libertad.

Es hora de ir a fondo, como sucede con de Isabel Miranda de Wallace, a quien el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el ministro Arturo Zaldívar, dijo que seguramente la acusarán, entre otras cuestiones, de tráfico de influencias.

Ello porque como lo ha demostrado el colega, Ricardo Raphael, en varias entregas de Milenio Diario, ha cometido delitos graves por el asesinato de Hugo Alberto Wallace.

La justicia lenta y torpe no es lo que nos merecemos.

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

 

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