La Costumbre del Poder: Apocalipsis ahora

Foto: Graciela López / Cuartoscuro

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 25 de mayo de 2019.- Cuánta satisfacción no habrán sentido los integrantes y directivos de los laboratorios industriales en los que descubrieron las fibras sintéticas y el plástico… revolucionaron la industria, momentáneamente abarataron costos y suavizaron las tareas de las amas de casa con las telas que no requieren plancharse, entre otros beneficios.

El precio a pagar fue y es otro. Fumigaron la industria henequenera, tiraron los precios del algodón y el lino, aunque ahora las prendas de vestir 100 por ciento elaboradas con esas fibras naturales, son símbolo de estatus social y recomendadas por la dermatología para los delicados de la piel. Es tanta la contaminación de las aguas y el aire, tan fuerte el perfume de los jabones, que resultó necesario fabricar jabones neutros y cremas especiales para el cuidado de la epidermis.

Crearon nuevas necesidades para una élite que tiene con qué pagarlos, por eso vemos personas que parecen sarnosas o con tiña, pero lo único que padecen son diversas manifestaciones de irritación en su piel.

En cuanto a lo del plástico, éste representa un grave peligro para el futuro. Los humanos son contradictorios. En su afán de inmortalidad, sustituyeron el vidrio para envasar por un producto sintético que no es biodegradable. Puede reciclarse, no destruirse; sin embargo, en el afán de producir riqueza para unos cuantos, muchos de los productos modernos que hoy se fabrican, salen de las factorías con fecha de caducidad, porque el propósito es que sean sustituidos lo más pronto posible. Lo mismo una prenda de vestir, que un mueble, que utensilios de cocina o electrodomésticos, que celulares y computadoras de uso personal. Hay que gastar para vivir.

Pero el plástico se cuece aparte. Y como no hallan qué hacer con los desechos domésticos e industriales de ese material, terminan contaminando la tierra y los mares en los cinco continentes y, además, poniendo en riesgo de extinción numerosas especies, cientos de miles que se los tragan y mueren, o que padecen al vivir en un ambiente que se degrada sin que nada pueda hacerse para evitarlo.

La minería destruye el medio ambiente, entre las industrias extractivas la que más contamina, quizá, es el carbón, porque ha de usarse, y en este gobierno dan luz verde a CFE para que mantengan vivas las termoeléctricas que usan de ese mineral que, al quemarse, vuelve irrespirable el aire y produce enfermedades pulmonares irreversibles. Pero estamos en la 4T.

Es muy posible que el apocalipsis no se produzca por un choque de planetas, porque se extinga el Sol o una guerra atómica, sino por la degradación del medio ambiente creada a impulsada por la codicia de la industria, los laboratorios y los barones del dinero. Por el deseo de inmortalidad de los políticos.

@OrtegaGregorio

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