Presupuesto conservador

Foto: Galo Cañas / Cuartoscuro

Por Jorge Meléndez Preciado

               Periodistas Unidos. Ciudad de México. 12 de septiembre de 2019.- Cabeceó muy bien El Financiero (9 de septiembre), el presupuesto que envía Andrés Manuel, a través de Arturo Herrera, es “conservador”.  No hay nada que vaya a beneficiar, en los grandes rubros, los cambios que necesita el país. Aunque pueda, en algunos asuntos, aliviar a los pobres, que no serán los prioritarios en los siguientes meses, sino más bien quienes tendrán  más reclamos, como ahora vemos entre sectores de maestros, trabajadores agrícolas y aquellos que han perdido su trabajo.

               En 2019, según estimaciones oficiales, se habrán creado más de 400 mil empleos. Sabemos que nuestro país  necesita  un millón doscientos mil nuevos puesto de trabajo, independientemente de quienes reciben apoyos sociales (Jóvenes Construyendo el Futuro, cuyo programa va retrasado). Además, más de un millón de chavos egresados de las universidades no tienen posibilidades de alguna ocupación, ello debido a la modernidad y la automatización, esta última en crecimiento sostenido.

               Si en este sector tenemos problemas graves, que  es el prioritario para jalar a la economía, en el otro, de los adultos mayores,  también hay grandes dificultades, pues aparte de que no todos cuentan con la famosa tarjeta que antes portaban, anualmente se requiere  la “pequeña” cifra de 300 mil millones de pesos para los que deben jubilarse. Y además, en la gran mayoría de los casos los recursos  miserables que reciben los pensionados, no alcanzan para medio vivir.

               Mientras tanto, en el presupuesto se destinan 10 mil millones de pesos para el fracking. ¿No había dicho y reiterado el señor presidente que esta técnica es nocivo para el país y perjudicial para el medio ambiente, amén de requerir demasiada agua, recurso vital para el futuro?

               Pero vayamos a un presupuesto que será casi similar al actual. En donde no hay impuestos más que en las áreas que ya nos había señalado Alfonso Ramírez Cuéllar, quien ahora se siente diputado responsable y afirma que ellos determinarán  ingresos y   egresos, algo muy cantinflesco, pues nadie osará decirle a López Obrador que lo necesario para salir del ciclo recesivo en que estamos inmersos,   es una reforma fiscal de fondo, la cual plantea aunque parezca increíble hasta  la OCDE.

               Entre los nuevos impuestos, estarán las rentas de departamentos, las golosinas, las empresas digitales y las de viajes de autos, etcétera. También se tratará de evitar la evasión fiscal y las no exenciones impositivas.

               Bien por esta últimas, pues  resulta excesivo  que los grandes capitales hagan de las suyas y asimismo les faciliten ganancias extras, de las cuales han gozado durante muchísimos años. Pero como señala bien Leopoldo Gómez de Televisa (Milenio, 10 de septiembre), no es ni con ahorros,  limitación de transas ni con honestidad al máximo como se modificará el país, sino con una transformación en la situación de impuestos. Y anota bien este señor, a pesar de todo, no hay una oposición que pueda enfrentarse a López Obrador, no obstante que el Movimiento Ciudadano elogie a Cuauhtémoc Cárdenas y lo intente contraponer con el mandatario actual.

               Pero los economistas de izquierda, muchos de ellos formados en las tesis marxistas, señalan  que quienes trazan la política económica actual, sin duda, son los mercados y las calificadoras financieras, no importando que se les satanice. Y que no tenemos política económica para el empleo ni para el crecimiento de la política industrial y agrícola (Arturo Huerta, 9 de septiembre).

               Es cierto que se van a crear, según López Obrador, mil 300 sucursales del Bansefi para que los receptores de ayudas del gobierno puedan usarlas para su beneficio. Y asimismo que habrá una serie de conexiones digitales para asegurar la participación de millones. Pero hasta ahora quienes han ganado millones de pesos  de las tarjetas de los más pobres son el Banco Azteca y otros que crecen en sus utilidades como nunca.

               Bien que se impulse a las universidades, hasta donde se sabe existirán  apoyos a los sistemas de radiodifusión estatales y que haya ingresos para varias secretarías, entre ellas Salud y Educación. Pero mal que se disminuya el presupuesto en Agricultura, Comunicaciones y Transportes, Desarrollo Territorial, Turismo y otras dependencias. Ya que tendremos una inversión física menor en 5. 7 por ciento.

               De no cambiar la ruta, a pesar de que se enoje López Obrador, iremos a una crisis económica, política y social muy seria

 ¡Aguas!

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