Trump y el petate del muerto

Foto: Evan Vucci / AP

Por Román Munguía Huato

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 10 de julio de 2019.- En la reciente negociación comercial entre Estados Unidos (EU) y México, Donald Trump asustó con el “petate del muerto” a Andrés López Obrador. El economista José Luis Calva, de la UNAM, dice que López Obrador “se dejó espantar con el petate del muerto” sobre una supuesta catástrofe económica en caso de no alcanzar un acuerdo migratorio con Estados Unidos. “No había tal desastre en puerta”, afirma Calva. La catástrofe política y diplomática fue la de AMLO. Las medidas proteccionistas de Trump pretendían restringir las importaciones de México cobrando aranceles (impuestos) para encarecer las mercancías y no sea rentable su exportación. Este año México se ha convertido por primera vez en el principal socio comercial de EU, rebasando a China. Pero la amenaza de Trump persiste, aunque México ya empezó a ser un muro de contención de los migrantes sureños cual patio trasero gringo. Los gobiernos mexicanos se doblegan al imperialismo yanqui.

Ciertamente hay empresas mexicanas cuyas exportaciones a EU podrían haber sido perjudicadas por los aranceles; sin embargo, las más grandes y poderosas empresas en este país son de capital foráneo cuyas inversiones están en la industria automotriz, productos electrónicos, autopartes, etcétera. La industria maquiladora de exportación se originó en México hace muchas décadas en la frontera norte, pero su expansión y desarrollo empezó en los años setenta del siglo pasado, especialmente a partir de mediados de la década de los ochenta y más con la instauración del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Las maquiladoras son una amplia industria con una gran diversidad de bienes manufacturados, realizan operaciones de ensamblaje de productos que, una vez procesados, se reexportan a Estados Unidos y otros países. Estas empresas extranjeras de ensamblaje de componentes electrónicos o armadoras automotrices no serían muy afectadas por el cobro de aranceles en EU porque pueden compensar sus ganancias al elevar los precios de sus productos en ese mercado. Las transnacionales se instalan en nuestro país por los bajísimos salarios reduciendo los costos de producción para aumentar sus tasas de ganancia en el mercado mundial. En el 2017, mientras el pago por hora laboral en Estados Unidos era de 37.71 dólares (prestaciones incluidas), y en Canadá de 30.94 dólares, en México era apenas de 5.90 dólares. La ensambladora alemana BMW inició operaciones con un contrato colectivo de protección patronal de la CTM, que no toma en cuenta a los trabajadores y que sería ilegal en Estados Unidos, Alemania y la Unión Europea. La BMW pagará a obreros en San Luis Potosí la mitad de lo que pagan otras ensambladoras en el país, de por sí salarios miserables como en la Honda. Los obreros mexicanos que trabajan en estas armadoras ganan una décima parte de lo que ganan sus homólogos estadounidenses. México es  un verdadero paraíso laboral para los inversionistas extranjeros, pues la mayoría de los contratos colectivos de trabajo son contratos de protección al capital.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se firmó el 17 de diciembre de 1992 y entró en vigor el 1 de enero de 1994, siendo presidente el nefasto Carlos Salinas de Gortari; una fecha significativa porque ese día aconteció la insurrección revolucionaria del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). El gobierno mexicano, representante político de los intereses del capital local y extranjero, ha firmado decenas de acuerdos de libre comercio pero eso nunca ha traído ningún bienestar a la mayoría de la población mexicana, los trabajadores del campo  y las ciudades. Al contrario, ha generado una mayor pobreza social. No ha habido crecimiento económico y mucho menos desarrollo social con la aplicación de las funestas políticas neoliberales desde el gobierno de Miguel de la Madrid, agudizadas con Salinas de Gortari quien prometía la entrada de México al “Primer Mundo”.

El neoliberalismo a la mexicana se desarrolla bajo una lucha de clases dentro de la cual el proletariado se encuentra sumido en una condición de debilidad como fuerza política. Su profunda crisis organizacional, vulnerabilidad y fragmentación le impiden concentrar la potencia necesaria para enfrentar y resistir al poder y al dinero. El neoliberalismo necesita desmantelar los sindicatos y someterlos a un proceso de acumulación de capital salvaje restringiendo o anulando sus conquistas sociales históricas; por eso es necesaria y urgente la unidad política organizada del proletariado.

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