La problemática social de la indigencia es multifactorial y reflejo del mismo gobierno

Por David Fernández Hummel

Por David Fernández Hummel

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 27 de abril de 2024.- Hoy día es común ver en calles, avenidas, jardines y plazas públicas a niños, adolescentes, personas adultas hombres o mujeres que han tomado la decisión de vivir en la indigencia, es decir en cualquier parte o resquicio de esta ciudad que les brinde un lugar donde pasar las horas de sus vidas sin importar las carencias de toda índole.

Vivir entre la basura, los desperdicios, vivir entre sus heces y comer sobre las mismas, sin contar con el mínimo apoyo de las autoridades o de la misma sociedad, entidades en las que en lugar de encontrar comprensión y auxilio, sufren el rechazo, la discriminación y el racismo, por sus condiciones de nula limpieza y por el consumo de estimulantes que no solo los aísla de su mismo entorno sino de también de necesidades como alimentarse, bañarse y tener espacios de crecimiento personal.

Foto: David Fernández Hummel

La vida de los indigentes no es fácil, es una condición que no debería pasar en ningún lugar del Mundo, porque los seres humanos en esa condición deben contar con el apoyo de instituciones del Estado, para rescatarlos a una vida normal, más allá de simples programas reactivos o paliativos, que les ofrezca una vida digna.

Incluso los indigentes en ocasiones no solo son vistos como un foco de riesgo a la seguridad del resto de los habitantes de cualquier comunidad sino también un atentado a la buena convivencia social; como le ocurrió a Don Jorge un cuidador de gatos que pide ayuda económica a los transeúntes para el sostenimiento de sus mascotas:

«Todo era normal como cualquier día en que estamos en esta banca frente al jardín de la Solidaridad en Avenida Juárez, serían las 16:00 horas de una tarde, cuando un indigente se acercó a molestar a los paseantes que saludan a mis gatos; al invitarlo a qué se retirará empezó a agredirme y luego saco un arma blanca de sus ropas e intento golpearme, como no pudo forcejeamos y lo bloque, pero el volvió a sacar otra arma blanca casera, una balata vieja amarrada a un cordón con la que empezó a golpearme».

Foto: David Fernández Hummel

Todo aquel momento pudo terminar en una tragedia por cualquiera de las dos partes, pero las fuerzas de seguridad asistieron al cuidador de gatos y se procedió al Ministerio Público.

En esos momentos la gente empezó a comentar que los indigentes son un peligro en todos los sentidos para la sociedad, que desgraciadamente no había un programa gubernamental para atender la situación y carencias de esas personas que viven en la calle.

Al respecto el especialista e investigador en  psicología y psicoterapia con enfoque psicoanalítico y sistémico de lo familiar y la pareja, Juan Carlos Valdovino Torres y quien además lleva 40 años estudiando el consumo de sustancias psicotrópicas o adicciones destacó:

«Desde mi experiencia formativa y con base en el estudio con personas adictas puedo afirmar que la indigencia es una problemática o fenómeno social que puede tener orígenes desde la misma concepción y de las condiciones en qué llegó a este Mundo el individuo afectado; sin dejar de lado otros factores en su desarrollo desde la violencia intrafamiliar o las condiciones del entorno que le redondea como la pobreza y  la falta de estudios, entre otros».

Foto: David Fernández Hummel

Subrayó que no es sencillo definir el concepto, porque para que el individuo llegué al estado de aislamiento con sustancias psicotrópicas, tuvo que pasar una serie de condiciones y factores que pueden rayar en las problemáticas familiares, sociales y gubernamentales.

La tesis del especialista psicoterapeuta es que esa problemática social puede tener solución si trabajan en conjunto sociedad autoridades e instituciones, para crear las condiciones que permitan a los indigentes recuperar la cordura mental y dejar el consumo de estimulantes.

Foto: David Fernández Hummel

Cabe destacar que a lo largo y ancho de la Ciudad de México existen gran número de campamentos maltrechos, construidos con desperdicios, que carecen de sanitarios, agua potable y condiciones de higiene.

Otro campamento donde habitan por lo menos 10 indigentes se encuentra en Avenida Cien Metros en dirección a la Central de Autobuses del Norte; asimismo campamentos en la colonia Morelos en las inmediaciones del Barrio Bravo de Tepito.

Incluso en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe donde cualquier resquicio sirve como sanitario a cielo abierto no solo para los indigentes sino también para los fieles peregrinos que asisten al recinto Mariano.

Foto: David Fernández Hummel

Es lamentable que autoridades y sociedad cierren los ojos ante el sufrimiento de estos seres humanos que no han podido reintegrarse a una vida normal, porque mas allá de llevarlos a albergues donde los obligan a asearse debería haber una clínica especializada donde se les atienda por un periodo que permita que ellos regresen a la conciencia de procurarse por si mismo y salir adelante.

Si el gobierno invierte en auxiliar a inmigrantes de otras naciones que pasan por nuestro país o de plano sostiene otras economías como la cubana y la venezolana, porque no habría de invertir en rescatar a los indigentes mexicanos que sufren la miseria de no tener dada ni la voluntad de dejar las calles y la basura en la que se desenvuelven.

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